lunes, 23 de julio de 2012

Mi relación amor-odio con Facebook (O, "¿Dónde está el botón de Me importa un car...?")

Ay, Facebook... Nadie lo usa como un boricua. Ni se lo vive igual a uno. Además de poner status, conoce amigos, busca pareja, pone fotos de lo que dizque cocinó y se comió, cuanta porquería se compró o le compraron, juega y le atosiga los juegos a uno, creerse Paulo Coelho...

Yo no tengo problemas con nada de eso. Total, el FB es de cada uno y uno pone lo que le dé la gana en él. Y uno, que aceptó el "friend request", es igual de culpable de darle foro. Mi única...  intriga con Facebook son dos tipos de usuarios: los que lo único que postean es que "se sienten mal" y los que ventilan su vida amorosa (buena o mala) y cada vez que se dejan de la o las parejas destruyen literalmente a la persona en sus status.

No me pretendo burlar de las personas que tengan enfermedades. ¿Pero me tienen que doler a mí también? ¿Qué yo hice para merecer tal tortura? ¿Te pegué yo la dolencia que aqueja tu cuerpo? ¿No? Ahhh, entonces, no tienes que ponerlo cada 5 minutos, que yo no soy el Dr. Jaime Claudio.  Gracias.

Tampoco me deleitaré en tus desventuras amorosas. Pero tras de que cada 2 semanas cambias de pareja, si se dejan despotricas (si, tú, amigo o amiga que me lees) en contra de ese desafortunado ser humano. Y uno lo encuentra gracioso al principio. AL PRINCIPIO. Ya luego de los primeros 57 status cansa, contraya'o(a). No sé, parece que sienten esa única necesidad de llamar la atención y quedan tan feos y feas...

Claro, como dije, es tu FB y escribes lo que te salga del forro. Y ese derecho lo tenemos todos. Tú el derecho a expresarte y yo a apretar en mi mente el botón de "Me importa un car...".  Recuerden, FB es un vacilón, no lo cojan tan en serio.

martes, 17 de julio de 2012

Mi problema con la ley

Éste no es el país en el que vivíamos antes. Y lo digo sin pretender que las sociedades no cambien. El cambio es natural y esperado. Es la escalada en violencia lo que ha transfigurado a Puerto Rico.

Y cuando hablo de violencia, uno la espera de los criminales, transgresores de la ley, narcotraficantes, entre otros próceres de nuestro país. Pero no, al party se han unido elementos de nuestras agencias de ley y orden. Compañeros que creen que la posesión de una placa y una arma de fuego les da autoridad de jueces, jurado y verdugos sobre otros ciudadanos. Como sucedió este lunes, cuando la policía municipal de Guaynabo le entró a tiros a una señora por no detener su guagua en el estacionamiento del centro comercial Plaza Guaynabo. Lo que al parecer no verificaron antes es quién iba guiando el vehículo, ni por qué no se detuvo. La dama había perdido el control de la guagua e impactó otros vehículos. Y los policías no encontraron mejor forma de detener el vehículo que abrir fuego contra él, violando las más mínimas reglas del sentido común. Y sin pretender querer saber qué pasó allí, me pregunto: ¿la dama los enfrentó con un arma o representaba amenaza de daño físico a los agentes o a otros civiles? ¿No? Bueno, entonces, ¿por qué esa reacción de los uniformados? Que le den gracias a Dios que la señora no murió de la impresión o por las lesiones.

Mi preocupación es que no sólo los maleantes se creen vaqueros, sino algunos funcionarios del orden público. Si el problema es el respeto perdido, no lo podemos confundir con miedo. Si a la gente se le trata a las buenas, aún con firmeza, la gente coopera, te respeta. Si vas con fronte de jodedor, eso mismo te va a pasar: se te va la mano y te jodes. O coges un tiro de gratis o agredes a un inocente. La ley empieza por la casa. Y, en este cuadrilátero llamado vida, te pueden descalificar...

jueves, 12 de julio de 2012

La inconsistencia de la consistencia

"La inconsistencia es lo único en que los hombres son consistentes." Horace Smith

En mis eternos viajes mentales, me preguntaba de qué rayos iba a escribir en el dichoso blog para que la gente no se aburra (como si yo fuera el payaso del circo, que estoy para entretenerlos a ustedes, chorro de joyas). Bueno, en una de esas, me saltó a la mente una palabra que le han dado duro últimamente: consistencia.

Que si al Equipo Nacional le falta consistencia (claro, muy fácil practicando 2 semanas con la mitad del equipo), que si los políticos CONSISTENTEMENTE nos tratan de ver la cara de... oveja a nosotros (lo cual nos merecemos por votar estúpidamente), que si CONSISTENTEMENTE matan a dos o tres a tiros en las carreteras de Puerto Rico (ya ni siquiera es atropellado o accidentado), que si CONSISTENTEMENTE Maripily es la primera plana de los periódicos del país (lo cual CONSISTENTEMENTE me la pela de raíz)... Y yo me pregunto: ¿sabremos en esta isla qué significa la consistencia, ser consistente?

Ya saben el drill: voy a poner la definición del diccionario (como para que parezca que hice tremendo research)... CONSISTENCIA: f. 1. Propiedad de lo que es duradero, estable o sólido:
"la consistencia de sus argumentos no daba lugar a la réplica."
2. Cohesión entre las partículas de una masa:
"tienes que conseguir que la pasta tenga más consistencia." (referencia: www.wordreference.com)

Comencemos con la primera definición. Algo con consistencia es duradero, estable, sólido. Uno querría pensar que, por ejemplo, los valores de nuestra sociedad son consistentes. El problema es que si nosotros, los adultos, no damos el ejemplo a los más jóvenes, ¿cómo esos valores que decimos tanto atesorar van a pasar a las próximas generaciones? Valores como el amor, el respeto, la empatía, la honradez, la disciplina, la responsabilidad, entre otros, están condenados a morir de no ser transmitidos de forma consistente. Creceremos sin valores y sujetos a lo que vivimos ahora: una guerra civil.

¿Y qué de la segunda definición? Tiene mucho que ver. Si nuestra sociedad, que es tan diversa si analizamos persona a persona, no tiene ningún tipo de cohesión entre sus miembros, deja de ser sociedad. Es que ni siquiera en una misma familia escapamos de la diversidad. Entonces, ¿qué cohesión podemos lograr entre tanta gente? Yo no hablo de vínculos cercanos, porque es imposible yo conocer personalmente a 3 millones de personas. Mucho menos tener una relación con ellas. Pero si puedo tomar conciencia de los efectos de mis palabras y acciones en las demás personas. Debo aprender que ese contacto con mi prójimo transmite la esencia de quién yo soy y lo que creo al otro y lo impacta en mayor o menor forma en su carácter, su ánimo, su actuar... Y, sin querer, impacta cada ser humano al que se encuentre esa otra persona. Si a mi prójimo le transmito violencia, negatividad, desánimo, frustración, no puedo esperar que los demás enriquezcan mi vida con cosas positivas. Y, en consecuencia, nos seguimos arrancándonos las cabezas en la calle por estupideces.

Sin embargo, si cada uno de nosotros pone de su parte, un día a la vez, en vivir según los más altos valores, aportaremos a un verdadero fortalecimiento de nuestra sociedad. Estaremos unidos en uno, aún sin conocernos, y le quitaremos el control del país de las manos a los criminales, a los grandes intereses... No es de un día para el otro. Se necesita el compromiso de luchar, un día a la vez, para cada uno ser mejor en estas 24 horas que Dios nos entregó esta mañana. El ser consistente es, en mi opinión, una de las mayores cualidades del ser humano. No importa quien seamos ni en lo que creamos, seamos consistentes, auténticos. Y brindemos a los demás lo mejor de nosotros, un día a la vez. Nuestra sociedad lo necesita.

lunes, 2 de julio de 2012

Próxima parada: ¿Londres?

Me tienta hablar mucho de este tema, y es el baloncesto. Y más ahora que hoy empieza el famoso "repechaje", o el Torneo Clasificatorio Olímpico para varones. Los "12 Magníficos", como se le conoce al Equipo Nacional Masculino de baloncesto puertorriqueño, viajan a tierras venezolanas a intentar clasificar a los Juegos Olímpicos. Ya es la segunda vez que asisten a este tipo de torneo y, a decir verdad, no les fue muy bien la primera vez.

Y ese resultado es, en mi humilde opinión, un reflejo de los tiempos que pasa el basket boricua. Así como los Piculín, Mincy, Quijote, Rivas, León, Carter, etc., le dieron paso a una nueva camada de jóvenes talentos para que tomaran su lugar, así mismo varios veteranos se han hecho a un lado para que la nueva generación de canasteros nos representen.

Además, el deporte se ha profesionalizado grandemente, y ahora los jugadores son "assets" (activos) de los equipos, los cuales representan mucho billete para sus dueños. Por eso, en estos tiempos, no es rentable dejarlos participar en Olimpiadas ni pre-olímpicos o pre-mundiales, etc. Ya los seguros no los quieren cubrir por el riesgo (real, como el caso de Edgar Sosa, jugador dominicano, en el pre-olímpico de 2011) de lesiones. Y los mismos jugadores se frenan muchas veces si están en época de renovar sus contratos.

Uno podría llegar a entender esos y otros motivos para la baja en el rendimiento del equipo nacional. Y, como expliqué en una entrada anterior, ahora hay torneos "grandes" y "pequeños", donde van los equipos "A" y "B" a competir. El primero, supuestamente el "mejor", va a los torneos que clasifican para algo. El equipo B es el "menos bueno" y está lleno de novatos y jóvenes que necesitan experiencia y van a los torneos regionales a adquirirla. No es que me encante la idea de segregarlos tanto, pero son estrategias de nuestra egregia (sarcasmo) Federación de Baloncesto.

Dicho esto, quiero ser bien claro en mis opiniones: es la Federación la que convoca a los Equipos Nacionales. No es uno mismo quien se convoca. Ni tampoco es uno mismo quien se "corta" del equipo. La inconsistencia en las actuaciones del equipo nacional afectan su ranking mundial, lo que a su vez afecta la capacidad de recibir wild cards a torneos de importancia y de correr como país candidato a ser sede de grandes competencias. Ni la Federación ni algunos jugadores han entendido eso. Mientras jugadores como Ubiles, Ayuso, Dalmau, entre otros, decidan que hoy no estoy pa'l Equipo Nacional, ese torneo no es importante, mejor es ir al campamento de la NBA o no me aseguraron estar en el cuadro o estoy comiendo sendo banco, etc., y la Federación sea tan boquiabajo que le ría las gracias, nuestra representación en el deporte de los canastos seguirá estancada. Mientras sean los auspiciadores y los dueños de equipo sean los que deciden quiénes juegan y quienes no, estamos feos pa la foto y peor pa'l video.

El dinero le ha quitado el espíritu al olimpismo. Mis ganancias son más importantes que los beneficios sociales, culturales y económicos que nuestras delegaciones deportivas le atraen al país. Aprovechamos el más mínimo momento para denigrar a nuestros atletas cuando no ganan. Como si todos los atletas ganan siempre. Analicemos un hecho: representar al país (en lo que sea) es un PRIVILEGIO que sólo unos pocos tienen, y que usted ni yo probablemente jamás tendremos. Yo jamás sabré lo que es eso. Es un honor que no tiene precio. Por lo tanto, es menester aceptarlo, sin excusas, y llevarlo a cabo con el mayor de los compromisos. Y es responsabilidad de los encargados de ese equipo el proveer las condiciones para que nuestros jugadores vayan bien preparados y enfocados a conseguir la clasificación.

Yo no conozco personalmente a ningún jugador de nuestro equipo nacional. No conozco sus motivaciones para estar ahí. No sé si atesoran esta oportunidad. Lo que si sé es que veo en sus uniformes el nombre "Puerto Rico". Pisan la cancha y me olvido de los bochinches, de las peleas, de las excusas, de la falta de fondos... Suena el silbato y es momento de ganar, con los que escucharon el llamado, con los que dijeron que si. Como fanático (porque eso es lo que soy, no pretendo ser nada parecido a un experto), les deseo el mayor de los éxitos y que Dios los cuide. Y olvídense de lo que diga "el papel". El juego comienza cero a cero y juegan cinco contra cinco. Hoy: Venezuela. Próxima parada: Londres. Si, así será.