lunes, 24 de noviembre de 2014

El relleno del pavo, en tiempos de Alejandro

Yo no sé ustedes, esta situación económica -no le llamo crisis porque, sinceramente, le he cogido cariño a la palabra- está cambiando nuestra manera de hacer las cosas. Si no es que nos reinventamos (en algo bueno o malo, pero en algo), nos volvemos gente sin corazón. Como los políticos, pero sin dinero... Y sin entrar en análisis políticos, este cuatrienio ha sido peor que te dé un ataque de tos y diarrea a la vez. 

Todo, TODO es más caro. La luz, el agua, la ga-so-li-na... Ya nadie canta "dame más gasolinaaa". Porque me descuadra la semana. La que ya estaba descuadrada. ¿Y qué me dicen de la compra? ¿Qué compra?, me dirían ustedes, si ahora todas las filas del supermercado parecen filas expreso. Y esos precios... Uno se siente comprando en Freshmart, de lo caro que está todo. La corned beef parece carne de vaca sagrada... 

Perooooo, en esta semana no puede faltar el consabido pavo el día de Acción de Gracias, el cual de casualidad cayó este año también jueves. Y, ¿qué sería el pavo sin su buen relleno? Porque a ese pavo seco no hay quien le meta mano sin ese rellenito. Hay gente que lo rellena de mofongo, yuca, carne molida, tocineta, pasas (???), ustedes saben, de todo. El problema es que, en "tiempos de Alejandro" (García Padilla, el incauto ese que vive en Fortaleza al que no le han avisado que es gobernador), ese tipo de materiales se pueden poner bastante inaccesibles para nosotros, los hijos del salario mínimo y del IVU. ¿Entonces qué hacemos? ¿Nos comemos el pavo "estraiiii"? ¿El pavo que nos va a traer el montón de familia que tenemos vendrá igual? ¿Este "Sangivin" estará más soso que comida de hospital? ¿Alejandro pagará el bono esta semana? ¿Leonardo Di Caprio ganará un Oscar algún día? ¿Pitbull se lo estará untando a JLo? Muchas preguntas, sin respuestas (menos la última, hello, Pitbull no perdona). 

Tranquilos, señoras y señores, que no hay lista que la Crisis no pueda darnos. Y no se quedará pavo sin relleno en esta semana, porque estas son las 5 alternativas a precios módicos para poner ese pájaro a gozar... Se oye medio feo, pero es para no repetir pavo... Ustedes entienden:

1. El azúcar de las mallorcas

(Imagen de: www.magacin.com)

Ya saben, ese polvito blanco que viene en una bolsita amarrada al paquete de las mallorcas. Hablemos claro, nadie usa esa azúcar. Primero, el pan ya es dulce solo, ¿para qué endulzarlo más? Segundo, no hay quién te quite la ñoña esa de la ropa cuando te cae encima. Parece como si hubiésemos estornudado mientras nos dábamos un pase de perico. Y con todas las mallorcas que compramos en Puerto Rico, podemos usar ese azúcar para rellenar el pavo y darle un saborcito dulce-salado. Y lo de salado quizás se los quedo debiendo, porque ya el que no adobó el pavo está un poco tarde...

2. Salchichas

(Imagen de: mi gabinete)

Ese Gonzalo nos ha dejado un superávit de salchichas en las alacenas. El verdadero huracán fue en los supermercados, categoría 7(% del sales tax). Y ni haciendo arroz con salchichas cada 2 días se acaban. Pues, vamos a aprovecharlas en el pavo. Claro, si no se quiere sentir caníval, use las de la foto, porque las demás lo que les falta es uñas para que parezcan dedos...

3. Los dulces de Halloween

(Imagen de: www.candywarehouse.com)

¿Ustedes vieron a niños "tricotear" este año (sin contar en los "malls")? Yo tampoco. Por supuesto, eso significa ¡MÁS DULCES PARA MÍ!... si se hubiesen comprado. Y la cosa es que después de un tiempo no hay quién le meta mano porque se emplegostan. O sea, que hay que usarlos rapidito. Dulces... pavo... ¿me captan? En vez de pasas (?????) o almendras (?????????????????), pues nada como bombones de fresa dentro del pavito...

4. Pop corn

(Imagen de: www.popcorn.org)

Con el montón de bochinches que traemos o formamos en las actividades familiares, el "poscón" nos hará falta... Y es barato, o sea que podemos compartirlo. Pero por favor, cuando vayan a Walgreens lean las etiquetas antes. "Unflavored" no la hace.



5. El pavo que sobró de las actividades de tu trabajo

(Imagen de: salixisme.wordpress.com)

Antes de comer pavo en tu casa, ya te lo "jartaste" en el trabajo. Y total, ¿en qué cambiaría el sabor? Si no es el jueves, comoquiera vas a estar 2 semanas comiendo pavo, o sea... Y gratis. Porque el jefe no va a paralizar los aumentos de sueldo por los gastos de la fiesta, qué va. 

¿Saben qué es algo bien bueno de que pase esto este mes? Que las elecciones también caen en noviembre. Espero que nunca se nos olvide. Porque no hay nada más justo que los que ahora nos oprimen, compartan la crisis con nosotros algún día. Pero no le llamen crisis, recuerden. Por alguna razón le tengo mucho cariño a esa palabra...



domingo, 16 de noviembre de 2014

Lo importante es competir (y sonreír)

De los momentos más emocionantes de unos juegos deportivos internacionales, uno que siempre sobresale y nunca se olvida es la ceremonia de apertura. Todas las delegaciones desfilan orgullosas con su bandera y reciben el saludo del soberano. Delegaciones grandes, otras pequeñas en tamaño. Y hago esta salvedad porque no hay nada de "pequeño" en representar a tu país. Porque al menos, hay una delegación en los presentes Juegos Centroamerianos y del Caribe Veracruz 2014 que está compuesta de un solo atleta. 

Imaginemos la ENORME responsabilidad que lleva este hombre sobre sus hombros de representar él solo a su tierra. Pero el solo ver la sonrisa en su rostro y el orgullo con lo que cargaba su bandera, me hace pensar que se sentía con su país entero desfilando con él.

Esperaba a la delegación de Puerto Rico, con ese orgullo de quien ve a ese buen amigo cuando le salen las cosas bien. Y llegaron. ¡Que muchos eran! ¡Y que vacilón montaron en esa pista! Todos sonrientes, con sus celulares grabando el momento que quedaría mejor grabado en su memoria. Buscando las cámaras de televisión para enviar sus saludos a sus familias y amigos. Bailando y saltando, llenos de alegría con la oportunidad y el PRIVILEGIO de llevar los colores patrios. 

Aquí no voy a entrar en análisis ni predicciones sobre la actuación de los boricuas en estos juegos, porque no soy un experto. Si, habrán sus medallas, sus sorpresas y sus derrotas. Estas palabras, más bien, son para recordarnos a todos la importancia social de este tipo de competencia. A mí, sinceramente, no me importa el gasto incurrido en llevar una delegación a estos juegos. En este país se gasta dinero en cosas que realmente no aportan nada a nuestra sociedad (véase Donahue, Lisa). En estos "analistas políticos" que critican la participación en estas competencias pero si les gusta recibir dinerito de los partidos políticos para hacernos engullir la demagogia tribalista (véase Dávila Colón, Luis; Pabón Rosa, Luis et al.)  ¿Ahora no hay dinero para hacer funcionar el gobierno? Pues, ¿qué culpa tiene el deporte de eso? Díganme solo una buena razón para querer quitarle a nuestros niños, niñas y jóvenes la oportunidad de ir a otros países a representarnos. A esos niños, niñas y jóvenes que todos los días hacen deporte y no le dan oportunidad a los vicios de nuestra sociedad a que los descarrilen del buen camino. Quienes tienen infinidad de talentos y los quieren compartir con el mundo. Vamos a darle el escenario para que lo hagan. Para que el mundo sepa que aquí también se juega y se juega bien...

Estas fotos las tomé de la transmisión de TV de la apertura de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz. Me perdonan los fanáticos de Ricky Martin, pero esta gente es la que de verdad me llenó de orgullo. ¡Puerto Rico! ¡Puerto Rico! ¡Puerto Rico!












jueves, 13 de noviembre de 2014

Todos tenemos nuestra propia guerra

Mañana se celebra el llamado "Día del Veterano", donde le rendimos honor a los que han peleado en las diferentes guerras, sirviéndole a su pueblo. Un homenaje muy merecido a aquellos hombres y mujeres que han sacrificado y hasta perdido sus vidas luchando por nuestra libertad (estemos de acuerdo con la guerra o no). Y también es un día para recordar la guerra que estos héroes pelean acá luego de terminar su misión: múltiples heridas y complicaciones físicas en cuerpos que estaban completamente sanos, problemas burocráticos para recibir los tratamientos físicos y psicológicos que necesitan, la realidad de que sus vidas no serán las mismas de ahora en adelante... No es fácil para ellos no allá ni acá. Pero, ¿y qué tiene que ver eso con nosotros? Quizás literalmente nada. Sin embargo, analizando nuestro diario vivir, cada uno de nosotros tiene su propia guerra, que pelea como puede y con las armas que tiene a la mano. Muchas de esas guerras tienen un fin noble. Otras, las perdemos desde el saque. Pero son nuestras guerras. Y nadie las puede pelear por nosotros.

Como la madre o el padre que cría sola o solo a sus hijos. Porque aunque los hijos son una bendición, criarlos sin el otro padre jamás será fácil. Ese vacío no es fácil de llenar. A veces es imposible. Y si a nosotros se nos hace difícil entenderlo, lo es mucho más el explicárselo a nuestros hijos si la razón de la ausencia es voluntaria y no aparece ni en las páginas amarillas. Pasan los días, los meses, hasta los años y ni rastro de mi papá (o mamá, aunque no lo creamos). No está ahí para despertarlos, para ayudarlos a prepararse, para darles el desayuno, para llevarlos y buscarlos a la escuela, para ayudarlos con las tareas, para llevarla a las prácticas del equipo, para contarles su cuento a la hora de dormir... El ejército eres tú misma o tú mismo, y la guerra es con las cargas diarias.

Y alguien que sabe de cargas es el que lucha con sus vicios. Esos mismos que se han apoderado de su cuerpo y su mente, y no le permiten pensar ni desear nada más. Todo pierde importancia: la familia, la pareja, el trabajo, los sueños, las metas... Te declaras la guerra a ti mismo, sin piedad. Y aplastas tu voluntad, y quedas a merced de la droga, del alcohol, de ese vicio que no te deja ser libre.

Aquel o aquella que tiene dos o tres trabajos para poder vivir, parece que vive encerrado. Salir de uno para entrar al otro. Y luego al tercero... Dile adiós a dormir, a divertirte, a estudiar, a tu familia, a tu vida social... ¿Y nos disfrutamos ese dinero? No, es para pagar, para intentar estar al día con la luz, el agua, el carro, la casa... Tú menciónalo y lo debes. No siquiera para ahorrarlo, da. Y si rompes noche, mucho menos vale la pena. Le declaras la guerra a la pobreza. Una guerra que peleamos muchos, a toda hora...

Como quien trabaja mientras tu y yo dormimos para nuestra seguridad o salud. Si, a los que nos gusta pelearle e insultar. A esos policías, bomberos, médicos que dejan sus familias para cuidarnos y protegernos a todos. Que aunque le deban dinero, se ponen el uniforme para cumplir con su deber. Mientras nosotros dormimos o jangueamos tranquilos. Si, siempre hay manzanas podridas entre ellos. ¿En dónde no? Pero para aquel que no ha roto noche nunca, no es fácil. Hay que hacerle la guerra a la vida fácil para poder seguir adelante.

Adelante, bien preparados, como quien estudia y adquiere conocimiento. Y decide que la ignorancia no lo va a marginar ni a doblegar frente al montón de listos y tramposos que, lamentablemente, viven entre nosotros. Porque el conocimiento siempre será poder. Y es algo que nadie te podrá quitar. Y abre puertas que no imaginamos. Es pelear por las oportunidades.

Y no hay mayor oportunidad que la vida misma. Y eso lo sabe mejor que nadie quien vive con una limitación física o mental. Ahí tu propio cuerpo te declara la guerra diariamente. Y tu mejor arma son las ganas y la voluntad de seguir adelante. Desde el simple acto de levantarte, vestirte, comer, escribir, leer, moverte puede ser una dificultad que puede doblegar a cualquier persona. Pero estas personas nos enseñan que, quizás, ese problema que vemos tan grande no lo es tanto.

Un problema que si es grande, y toca las vidas de muchos, es la violencia. Quien sufre de violencia libra una guerra prácticamente desarmado. La violencia conyugal. Contra los hijos. El bullying en las escuelas. El hostigamiento laboral. La gente matándose en las calles. Nuestra sociedad parece un escenario de guerra. Donde corres más peligro que en Irak...

Pero los buenos son más, los que dan la milla extra. Esos padres, esos maestros, esos empleados, esos misioneros, esos seres humanos que le declaran la guerra a la mediocridad, a la conformidad, y que trabajan por un mejor mundo. En sus casas, en sus empleos, sus salones de clase, sus iglesias, y adonde quiera que van. Y le enseñan al mundo el mejor de los rostros: el del amor al prójimo.

A quienes han luchado y hasta derramado su sangre para el bien de una nación, no hay palabras suficientes para darles las gracias, estamos eternamente agradecidos. Y a los que todavía luchan, en el frente de batalla y en su realidad diaria, mi respeto y apoyo. Hay que seguir...