sábado, 14 de marzo de 2015

37



Treinta y siete años. La vida pasa muy rápido. Escribiendo estas palabras, reflexiono en lo vivido hasta hoy y, siendo muy objetivo, yo he vivido de todo. Y en mayor o menor medida, he tenido y he hecho de todo. Ha sido una vida en la que ha habido sus fracasos y sus decepciones, como todas. Pero han sido tantas y tantas las bendiciones y las alegrías que mi ánimo hoy es de celebrar la vida que Dios me ha dado y la que me ha tocado vivir. 

Celebrar los logros y las metas alcanzadas. Celebrar a la gente que he conocido y que estando o no aún conmigo me han hecho la persona que soy. Celebrar que aún estoy en pie de lucha. Celebrar lo que viene. Porque si algo he aprendido en esta vida es que lo mejor está por venir (sin alusiones políticas, plis, jajajajaja). 

Y aprender es lo principal que hacemos en esta vida. Aprendemos de nuestros errores. Y de las cosas que hacemos bien también, porque lo bueno no se cambia... Y de gente mucho más sabia que yo, he adquirido varios consejos que me han ayudado y me siguen ayudando día a día a intentar vivir la felicidad para la cual Dios me creó. Y son 37, ¡qué casualidad! Quizás les ayuden a ustedes también:


1- Sueña.

2- Ten metas.

3- Eres lo que haces, no lo que dices.

4- Mantén tu palabra.

5- Si te ofreciste a ayudar, no te quites hasta que el trabajo se haya hecho.

6- Sé amable. Todos tenemos nuestras propias luchas.





7- Aprende a escuchar, no solo a esperar tu turno de hablar.

8- De vez en cuando, trágate las cosas.

9- No obstante, la gente te respeta tanto como tú te hagas respetar. No te dejes manipular. Si alguien no te acepta, apártate.

10- Aprende a decir no.

11- Si no entiendes, pregunta antes que sea demasiado tarde.

12- No pierdas la tabla. Especialmente en el trabajo.

13- Si tienes que pelear, da primero y da duro.






14- Todo lo que ocurre es para bien.

15- De todos puedes aprender algo. De todos.

16- Enfrenta a los abusadores. Con que lo hagas una vez, bastará.

17- Pero cuidado con tú abusar: el que puedas no quiere decir que debas. 

18- Nunca alardees. Siempre habrá alguien mejor que tú en todo.

19- Si hiciste valer tu punto, no digas nada más.





20- Da crédito.

21- Admite que te equivocaste.

22- Nunca es tarde para una disculpa.

23- Perdona tus errores. Tienes derecho a fallar.

24- Sé paciente.

25- No aparentes. Se nota.

26- No te quejes, hay gente en peores situaciones que tú. Solo ve a un hospital, una cárcel, un hospitalillo...





27- Cuando no estés bien, actúa como si lo estuvieses. Las cosas positivas ocurren a la gente positiva.

28- Simplifica la vida. Hay gente experta en complicársela.

29- Ríe un poco más cada día.

30- Aprende al menos un buen chiste. (Ahí me salvé, me sé muchos, jajajajaja)

31- Sonríele a los extraños.

32- Estar viejo no lo determina a qué hora te acuestas.

33- No siempre serás el más fuerte o el más rápido. Pero si puedes ser el más duro.


34- Sé creativo y hasta comete locuras de vez en cuando.

35- Gestiona los cambios.

36- No dejes de escribir. Ya sea poesía, música, cuentos, o un blog como éste. Siempre alguien leerá, se identificará, lo hará parte de su vida. Así seas tú mismo.

37- Nunca es tarde para encontrar el sentido de la vida. Que lo conseguido no hipoteque tu porvenir. Esto no se ha acabado. Falta mucho camino por recorrer, mucha vida por vivir...

Gracias, Señor, por la vida que me tocó. Gracias por lo bueno y lo no tan bueno. Por el hombre en el que me he convertido. Gracias por la bendición... y por la crisis. ¡Por, al menos, 37 años más! 

¡Salud!




domingo, 1 de marzo de 2015

Libertad

¡Libertad!

Es un grito en el vacío de los que han sufrido.

Es el anhelo de muchos sin esperanza.

Es el motor de la felicidad de todo ser humano.

Cuando el tiempo ha pasado y los frutos tardan en darse, y uno se pregunta si todo ha valido la pena... 

Es ahí donde gritamos: ¡libertad!

Libertad de la impaciencia, la incredulidad, del desespero, del hoyo en que las circunstancias parecen habernos metido.

Porque no hay jaula más castrante que la de la conformidad. De sentirme atado por mis miedos, mis anteriores fracasos, mis límites auto-impuestos. Esas son cadenas muy pesadas que nadie debería llevar. 

¡Libertad!

El deseo de ser libre es tan natural, tan necesario. Vital en un mundo que te amarra a necesidades artificiales. Ropa, carros, casas, dinero, vicios, poder, influencias... Somos esclavos de ellas sin darnos cuenta. Nos levantamos todos los días a estudiar o trabajar para alimentar esas necesidades. Y ni el estudio ni el trabajo lo disfrutamos, porque lo hacemos por obligación. ¿Qué mayor esclavitud que hacer algo obligado?

O ceder ante las presiones de los demás, quienes lo único que hacen es usarnos para lograr sus objetivos, para conseguir lo que quieren, o simplemente para hacer daño. Le donamos, le regalamos nuestra libertad a cualquier parásito para que haga con nosotros lo que quieran...

Ser libre es un acto valiente que nos llama a todos a no mirar tanto las consecuencias y las dificultades momentáneas, sino los beneficios y las bendiciones por venir. El camino accidentado que recorremos ahora es solo una escala en el largo tramo que caminaremos durante nuestra vida. Éste será no solo una buena anécdota para nuestros nietos; también nos llenará de experiencia para los retos futuros. 

Esperar, seguir, vivir, aprender... Todos son actos que surgen de ese tesoro invaluable que llamamos "libertad". Libremente espero mi provisión. Libremente doy los pasos necesarios para llegar a mi meta. Libremente tomo las decisiones necesarias, a tiempo. Libremente, asumo las consecuencias... 

Hoy declaro la libertad de mis sueños. Hoy declaro la libertad de mis actos. Hoy declaro la libertad de mis pensamientos. Hoy declaro la libertad de mis opiniones. Hoy declaro la libertad de mi alma y de mi ser para vivir, lo que venga, lo que sea, ¡pero vivir! 

¡Hoy proclamo libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!