jueves, 23 de marzo de 2017

Los rubios se divierten más

Dicen por ahí que "las rubias se divierten más", en un claro estereotipo sexista que, por supuesto, no es siempre cierto. Pero, en estas últimas 2 semanas, hemos comprobado que son "los rubios" los que más se divierten...

Anoche terminó el Clásico Mundial de Béisbol con una segunda derrota en un juego campeonil para el equipo de Puerto Rico. Una aplastante derrota por 8 carreras a cero. Dolorosa no es una palabra que le haga justicia al sentimiento que nos arropó al verlos perder de esa forma. La frustración y decepción era evidente en el equipo y la fanaticada boricua. La novena estadounidense bajó de la nube a su contraparte boricua a base de buen pitcheo y oportuno bateo. Nadie, ni el más grande experto beisbolero pudo predecir una debacle igual en un equipo que parecía imparable, por la forma en que venían jugando. El equipo norteamericano les dio de su propia medicina a Puerto Rico. Y ganaron el elusivo trofeo del Clásico que ayudaron a crear. Hoy es día de gran fiesta en Estados Unidos, ¿verdad? Todos hoy hablarán de eso en "los niuyores", ¿si? Ese equipo de USA cautivó al fanático... ¿o no? ¿Se hablará por generaciones de ese equipo? ¿Serán inmortales en el corazón de los erróneamente llamados "americanos"?

Como dije luego del Clásico anterior, de este equipo de blancos, indios, jabaos y negros -todos rubios - hablaremos a nuestros hijos y nietos con gran nostalgia y cariño. De este grupo de superestrellas en ascenso que jugaban el juego como niños, con alegría, picardía, unión indisoluble. Cuando se frotaban el pelo rubio, luego de un hit, le comunicaban a sus compañeros: "estoy contigo en esta pendejá". En su mayoría son millonarios, con contratos con los cuales uno solo puede soñar. Pero la pasión con la que entraban al terreno de juego no puede ser cuantificada en dólares ni centavos. La calidad brotaba por sus poros. Y jugaron como si estuvieran juntos de toda una vida. Ganaron, y ganaron mucho y por mucho. Nos volvieron rubios a todos física y espiritualmente. Y nos montamos en ese tren y, wow, ¡que viaje espectacular! Desde México, a San Diego y hasta a Los Ángeles, el Team Rubio jugó el mejor béisbol. Hasta anoche. Anoche nadie celebraba...

Nadie, menos los fanáticos boricuas en las gradas. Aún en la novena entrada, con el juego fuera de alcance, los pleneros no dejaban de tocar ni cantar. Había sonrisas, selfies, aplausos... Ellos, que vieron en vivo la debacle de "Los Nuestros", atesoraron ese momento en sus corazones y sé que le daban gracias a Dios por la oportunidad y la posibilidad...

Porque para poder ganar el campeonato, hay que jugar por él. Y Puerto Rico ha jugado por él DOS veces. Otros 14 equipos hubiesen querido estar en su lugar, y no pudieron. ¿Quién de nosotros ha jugado por un campeonato mundial? Si te conozco personalmente, sé que no. Eso hace de esta oportunidad una inigualable e invaluable, y tenerla te pone en una posición única. Y por eso hay que darle gracias a Dios, algo que estoy seguro hicieron luego de la derrota. Ya habrá tiempo de ganar, y será el doble de dulce... Gracias, Señor, por la oportunidad y la posibilidad.

Si usted, al igual que yo, hizo al equipo de Puerto Rico parte de su familia, no esté triste. Estos muchachos, en su mayoría, volverán en 4 años a dar candela de nuevo, con más experiencia, y le enseñarán al mundo como es que se juega béisbol de nuevo. Mientras tanto, recordemos que el éxito es el camino, no el destino. Y que, cuando somos rubios de corazón, el camino será más divertido...