Happy Halloween!... ¿Qué felicitación es esa? Hoy hay muchas personas que se pondrán caretas y otras... no, porque ya las traen integradas de nacimiento. Me reservo en qué grupo estoy yo. Y ustedes deben hacer lo mismo...
Pero volviendo a las caretas, sirven para varios propósitos: para cambiar nuestra apariencia, para que no nos reconozcan, para hacer cosas que no nos atreveríamos como nosotros mismos... Verdad, porque en este día nos disfrazamos de monstruos, fantasmas, diferentes profesionales, celebridades, entre otros. Usamos nuestra imaginación para lograr un disfraz lo más cercano posible a la realidad. Y les digo, wow, hay gente que invierten gran cantidad de tiempo y dinero en sus disfraces. Que si dedicáramos tanto esfuerzo en nuestras familias, en la escuela, en nuestros trabajos, al momento de votar... Claro, pero hablamos de Halloween.
En Halloween queremos vernos diferente a todos los días, ¿o no? Que no puedan reconocernos, que pasemos desapercibidos ante nuestros conocidos pero, a la vez, llamando la atención por parecer algo que no somos... Eso parece a simple vista. Pero, y es una posibilidad: también me puede servir para evitar mis responsabilidades, mis problemas, mis culpas... Me pongo una careta y digo: "Esto no es conmigo." Evito mi parte de responsabilidad con mi familia primero y, haciendo esto, evito mi responsabilidad con la sociedad a la que tanto critico. Me escondo detrás de la careta, el alcohol, las drogas, las múltiples parejas... Tenebroso por demás. ¡Pero me la estoy comiendo con mi disfraz! Soy el alma de la fiesta... dejando mi vida sin una.
No digo que disfrazarse sea malo, no. Porque pueden ser muy útiles. Muchas veces nos sirven de ayuda para hacer cosas que, bajo nuestra apariencia, no haríamos. Como los superhéroes, que se ponen su capa para "salvar el día"... Quizás es el momento de usar un nuevo disfraz, una nueva careta: la de "prójimo". Esta noche es de disfraces, dulces y fiestas. Pero cada día es la oportunidad de mostrarle un nuevo rostro al que nos rodea: el rostro de la compasión, de la empatía, de la esperanza, del apoyo... El rostro amigable de la solución frente a la mala cara del problema... Por algo se empieza.
Porque, ya que los disfraces son tan caros, hay que sacarles el jugo... ¿Quién dijo que en Halloween no podíamos aprender nada? Bueno, de modas quizás no...
lunes, 31 de octubre de 2011
miércoles, 26 de octubre de 2011
¿Qué culpa tiene Dios?
¿Pero Dios no es tan bueno y poderoso? ¿Pero Dios no nos ama tanto? ¿Por qué permite las guerras? ¿Por qué la gente muere de hambre? Él no hace nada cuando nos matamos unos a otros... ¿Y por qué se ha olvidado de mí, de mis oraciones?
¡Wow, qué descarga para Dios! No se confundan: no es mi actual sentir. Pero no significa que nunca lo haya dicho o pensado. Y no sólo yo, sino muchas personas tienen o han tenido este tipo de pensar. Y, sinceramente, en una gran parte de los casos no los culpo. Como leí ayer, si la vida es difícil, más difícil es vivirla. Pero, en mi humilde opinión, culpar a Dios por todo lo malo que pasa es bien acomodaticio. ¿Para eso si nos acordamos de Dios? ¿Para reclamarle, para atacarle, para fustigarle por nuestra mala "fortuna"? ¡Qué mamey! Dios, el más feo...
Vamos a ser claros: desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, le damos de codo a Dios. Tomamos decisiones y no contamos con Él. Lo sacamos de nuestra casa, de nuestro matrimonio, de nuestra crianza, de nuestros sueños y proyectos... en fin, de nuestra vida entera. Y todavía tenemos la fuerza de cara de reclamarle por todas las cosas malas que pasan en el mundo, como si se alegrara que pasaran.
Total, quienes han hecho al dinero el centro de todo -como el lema de Plaza Las Américas... ¿Coincidencia?- somos nosotros, los seres humanos. Las guerras, el hambre, las matanzas, los problemas sociales de la A a la Z son producto del maldito dinero y la dichosa codicia nuestra. Además, los que vivimos en este mundo, vamos a las escuelas y trabajamos en este planeta, quienes escogemos a nuestros gobernantes, somos nosotros. La culpa no es de Dios. Nosotros hemos dañado todo lo que Él creó. Y no somos quienes para arreglarlo. No aceptamos nuestra responsabilidad en el deterioro de nuestro mundo. Ni nuestro deber con el prójimo. ¿Que Dios permite que la gente se muera de hambre? Alimentemos nosotros al que no tiene. ¿Que hay muchas guerras? Seamos más cuidadosos con aquellos a quienes le damos el voto. ¿Nos estamos matando? Pongamos manos a la obra en cuanto a la crianza y enseñanza de valores a los más jóvenes, inculcándoles el valor de la vida. ¿Muchos suicidios? Sirvamos de redes de apoyo, con una palabra y gesto de amor y esperanza. ¿No nos conceden lo que pedimos en oración, o parece que se olvidaron de nosotros? Vamos a darle a Dios el lugar que merece en nuestras vidas. Pongamos en Sus manos nuestra vida. Él siempre llega a tiempo, y nos da lo que realmente necesitamos. Lo digo por fe y experiencia. Hasta el día de hoy, no me ha dejado en ridículo.
Como dije al principio, es mi opinión. Si quieres seguir viviendo tu vida en una queja constante, adelante. Recuerden, esto es como un luchador que se le da un libreto con las movidas que hará en el combate. Al momento de sonar la campana en este cuadrilátero llamado vida, le toca al luchador decidir lo que va a ejecutar. Si no sigue el libreto, lo que pase es su culpa...
¡Wow, qué descarga para Dios! No se confundan: no es mi actual sentir. Pero no significa que nunca lo haya dicho o pensado. Y no sólo yo, sino muchas personas tienen o han tenido este tipo de pensar. Y, sinceramente, en una gran parte de los casos no los culpo. Como leí ayer, si la vida es difícil, más difícil es vivirla. Pero, en mi humilde opinión, culpar a Dios por todo lo malo que pasa es bien acomodaticio. ¿Para eso si nos acordamos de Dios? ¿Para reclamarle, para atacarle, para fustigarle por nuestra mala "fortuna"? ¡Qué mamey! Dios, el más feo...
Vamos a ser claros: desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, le damos de codo a Dios. Tomamos decisiones y no contamos con Él. Lo sacamos de nuestra casa, de nuestro matrimonio, de nuestra crianza, de nuestros sueños y proyectos... en fin, de nuestra vida entera. Y todavía tenemos la fuerza de cara de reclamarle por todas las cosas malas que pasan en el mundo, como si se alegrara que pasaran.
Total, quienes han hecho al dinero el centro de todo -como el lema de Plaza Las Américas... ¿Coincidencia?- somos nosotros, los seres humanos. Las guerras, el hambre, las matanzas, los problemas sociales de la A a la Z son producto del maldito dinero y la dichosa codicia nuestra. Además, los que vivimos en este mundo, vamos a las escuelas y trabajamos en este planeta, quienes escogemos a nuestros gobernantes, somos nosotros. La culpa no es de Dios. Nosotros hemos dañado todo lo que Él creó. Y no somos quienes para arreglarlo. No aceptamos nuestra responsabilidad en el deterioro de nuestro mundo. Ni nuestro deber con el prójimo. ¿Que Dios permite que la gente se muera de hambre? Alimentemos nosotros al que no tiene. ¿Que hay muchas guerras? Seamos más cuidadosos con aquellos a quienes le damos el voto. ¿Nos estamos matando? Pongamos manos a la obra en cuanto a la crianza y enseñanza de valores a los más jóvenes, inculcándoles el valor de la vida. ¿Muchos suicidios? Sirvamos de redes de apoyo, con una palabra y gesto de amor y esperanza. ¿No nos conceden lo que pedimos en oración, o parece que se olvidaron de nosotros? Vamos a darle a Dios el lugar que merece en nuestras vidas. Pongamos en Sus manos nuestra vida. Él siempre llega a tiempo, y nos da lo que realmente necesitamos. Lo digo por fe y experiencia. Hasta el día de hoy, no me ha dejado en ridículo.
Como dije al principio, es mi opinión. Si quieres seguir viviendo tu vida en una queja constante, adelante. Recuerden, esto es como un luchador que se le da un libreto con las movidas que hará en el combate. Al momento de sonar la campana en este cuadrilátero llamado vida, le toca al luchador decidir lo que va a ejecutar. Si no sigue el libreto, lo que pase es su culpa...
viernes, 14 de octubre de 2011
Nuestras prioridades...
"Buenos días! Veo la fila para comprar el #iPhone4S y una palabra llega a mi mente: ridiculez. Atte. Usuario de iPhone..."
Este fue mi primer status/tweet del día de hoy. Y no se engañen: un teléfono así debe ser un palo, y me gustaría probarlo y, por qué no, tenerlo. Pero de ahí a hacer una fila toda la noche... eh, si, mijo, si...
Y eso me lleva al famoso "Viernes Negro"... El año pasado le dediqué la friolera de 10 MINUTOS... ¡MINUTOS! a las ventas del madrugador. Y fue que entré a Radio Shack a ver un Bluetooth que vendían a $10. VER, no comprar. Ahora no vengan a decirme Papo Codos de Acero...
Uno ve esas filas interminables y piensa que el propósito es uno totalmente loable: donar sangre, ofrecerse como voluntario para alguna obra benéfica... Pero no. Es para comprar un teléfono que será obsoleto en 6 meses. O para comprar tu 3er o 4to plasma. O para que los "Reyes Magos" te den un juego de mesa que te sale en $5 en Topeka (esos son los mejores), pero te gastaste $10 en gasolina buscando parking...
¡Qué voluntad mostramos para adquirir todas estas cosas materiales! ¡Cuán persistentes somos para tales trivialidades! Total, para aparentar... Para sentirnos menos vacíos. Porque para mí es más importante estrenar ropa todas las semanas, cambiar el celular cada 3 meses, el equipo de música en el carro, andar "filoteao" 24/7... Pero la casa hecha cantos, no ahorro, no coopero ni dentro ni fuera de la casa, parece que me hablan malo si me piden algún donativo, critico cualquier manifestación de protesta pero no doy cara...
Si así de temprano como voy a hacer el ridículo en la fila del iPhone, fuera a la iglesia a darle gracias a Dios por sus bendiciones... Si así de presto fuera a la escuela de mis hijos a hablar con sus maestros... Si con ese interés fuera a trabajar y brindar un servicio de primera... Si me moviese así para visitar y ayudar a ese familiar que está solo...
Porque nos quejamos y nos seguimos quejando de lo jooooo que está la sociedad, de que la gente joven se está perdiendo, que ya no hay valores, que las prioridades de la gente, de mi gente, están totalmente invertidas... Y sí, hay algo de verdad en esas afirmaciones. ¿Pero de quién es la culpa? ¿De la escuela? ¿O del gobierno? ¿Qué tal la iglesia? ¿O la policía? ¡No, es de cada uno de NOSOTROS! Somos los modelos de nuestros hijos, ¿cuándo lo vamos a entender? Sus creencias, sus valores, sus costumbres vienen de nosotros. Somos nosotros los que debemos auto-evaluarnos y analizar nuestras actitudes ante las cosas realmente importantes. Sólo así no convertiremos nuestra sociedad en un gigantesco shopping mall. Mi familia, mi educación, mi trabajo, mi hogar, mis metas, mi felicidad... Mis verdaderas prioridades. Piénsalo en lo que te atienden...
Este fue mi primer status/tweet del día de hoy. Y no se engañen: un teléfono así debe ser un palo, y me gustaría probarlo y, por qué no, tenerlo. Pero de ahí a hacer una fila toda la noche... eh, si, mijo, si...
Y eso me lleva al famoso "Viernes Negro"... El año pasado le dediqué la friolera de 10 MINUTOS... ¡MINUTOS! a las ventas del madrugador. Y fue que entré a Radio Shack a ver un Bluetooth que vendían a $10. VER, no comprar. Ahora no vengan a decirme Papo Codos de Acero...
Uno ve esas filas interminables y piensa que el propósito es uno totalmente loable: donar sangre, ofrecerse como voluntario para alguna obra benéfica... Pero no. Es para comprar un teléfono que será obsoleto en 6 meses. O para comprar tu 3er o 4to plasma. O para que los "Reyes Magos" te den un juego de mesa que te sale en $5 en Topeka (esos son los mejores), pero te gastaste $10 en gasolina buscando parking...
¡Qué voluntad mostramos para adquirir todas estas cosas materiales! ¡Cuán persistentes somos para tales trivialidades! Total, para aparentar... Para sentirnos menos vacíos. Porque para mí es más importante estrenar ropa todas las semanas, cambiar el celular cada 3 meses, el equipo de música en el carro, andar "filoteao" 24/7... Pero la casa hecha cantos, no ahorro, no coopero ni dentro ni fuera de la casa, parece que me hablan malo si me piden algún donativo, critico cualquier manifestación de protesta pero no doy cara...
Si así de temprano como voy a hacer el ridículo en la fila del iPhone, fuera a la iglesia a darle gracias a Dios por sus bendiciones... Si así de presto fuera a la escuela de mis hijos a hablar con sus maestros... Si con ese interés fuera a trabajar y brindar un servicio de primera... Si me moviese así para visitar y ayudar a ese familiar que está solo...
Porque nos quejamos y nos seguimos quejando de lo jooooo que está la sociedad, de que la gente joven se está perdiendo, que ya no hay valores, que las prioridades de la gente, de mi gente, están totalmente invertidas... Y sí, hay algo de verdad en esas afirmaciones. ¿Pero de quién es la culpa? ¿De la escuela? ¿O del gobierno? ¿Qué tal la iglesia? ¿O la policía? ¡No, es de cada uno de NOSOTROS! Somos los modelos de nuestros hijos, ¿cuándo lo vamos a entender? Sus creencias, sus valores, sus costumbres vienen de nosotros. Somos nosotros los que debemos auto-evaluarnos y analizar nuestras actitudes ante las cosas realmente importantes. Sólo así no convertiremos nuestra sociedad en un gigantesco shopping mall. Mi familia, mi educación, mi trabajo, mi hogar, mis metas, mi felicidad... Mis verdaderas prioridades. Piénsalo en lo que te atienden...
miércoles, 5 de octubre de 2011
"Un suicidio" el suicidio...
He querido escribir esto desde hace un tiempo: hablaba con alguien a quien amo mucho y me contó que vio en las noticias que una mujer residente de la urbanización Valle Arriba Heights, en el municipio de Carolina, lamentablemente se suicidó. Más lamentable fue que ese mismo día, otras 2 personas tomaron la misma decisión.
¿Y por qué traigo esto a colación? Porque tengo la impresión que, como sociedad, nos hemos olvidado de que esa es una realidad que viven muchas personas y familias en Puerto Rico. Todos y todas... TODOS Y TODAS estamos propensos a tomar una decisión así. En unos tiempos donde de todos lados recibimos ataques, presiones, desiluciones, malas noticias... tenemos que estar alertas a las señales de peligro y riesgo. No sólo en los demás, sino también en nosotros. Porque decimos: "No me imagino haciéndolo"... Y ahí está el problema: creemos que no nos puede tocar.
Empezamos a escuchar a la gente decir que "quieren desaparecer", que les "apesta la vida", que "no puede más"... ¿Y qué hacemos muchas veces? No hacemos caso. No le damos ninguna importancia, catalogándolos de "changuerías". No nos prende la bombillita de alerta de que puede ser una idea seria, que pueden buscar hacer realidad. Debemos recordar siempre: esos podríamos ser tú o yo.
Hace unos años, se llevó a cabo en Puerto Rico una campaña en contra del suicidio llamada "No te quites". En la misma participaron muchas figuras públicas y de la sociedad civil en un esfuerzo para inyectar esperanza en nuestra sociedad, golpeada por un aumento en el número de casos suicidas. Por TV, marchas, publicidad, entre otros medios, se exhortaba a las personas a no tomar la drástica decisión de quitarse la vida. En lo personal, me gustó la campaña. Pero sabía que no era suficiente. Todos necesitamos en quien apoyarnos, a quien abrirle el corazón, con quien llorar... Si Dios creó algo valioso, es al prójimo. Somos los ojos de Dios para buscar al caído. Convivimos para sostenernos y ayudarnos. Para ser redes de apoyo. Porque no podemos depender del gobierno, la policía, la escuela, la iglesia... Empieza por nosotros el avivar la esperanza de una vida llena de posibilidades. La vida es y seguirá siendo dura, dinámica, con muchas oportunidades de adaptación. Y no hay mayor satisfacción en esta vida que salir vencedor ante cualquier obstáculo. Ver al problema a los ojos y decirle: "Si me tocas, rompemos el coliseo!" (voz del Invader #1).
Esto es el perfecto "reality check": no soy un motivador, ni un "life coach"... Soy un ser humano como tú, que a veces despierta que no le huelen "ni las azucenas". No siempre tengo palabras de aliento para los demás, mucho menos para mí. Pero he aprendido que el simple hecho de abrir los ojos cada día es razón más que suficiente para darme la oportunidad de ser feliz, de progresar, de vivir plenamente. Quitarme, borrar mi vida, no creo que sea la forma de dejar este mundo. Me iré al encuentro con el Señor con las botas puestas, luego de dar mi mejor batalla. No hay otra opción. De campana a campana, la vida me exige mis mejores golpes. Y los problemas... ¡pa'l saco!
¿Y por qué traigo esto a colación? Porque tengo la impresión que, como sociedad, nos hemos olvidado de que esa es una realidad que viven muchas personas y familias en Puerto Rico. Todos y todas... TODOS Y TODAS estamos propensos a tomar una decisión así. En unos tiempos donde de todos lados recibimos ataques, presiones, desiluciones, malas noticias... tenemos que estar alertas a las señales de peligro y riesgo. No sólo en los demás, sino también en nosotros. Porque decimos: "No me imagino haciéndolo"... Y ahí está el problema: creemos que no nos puede tocar.
Empezamos a escuchar a la gente decir que "quieren desaparecer", que les "apesta la vida", que "no puede más"... ¿Y qué hacemos muchas veces? No hacemos caso. No le damos ninguna importancia, catalogándolos de "changuerías". No nos prende la bombillita de alerta de que puede ser una idea seria, que pueden buscar hacer realidad. Debemos recordar siempre: esos podríamos ser tú o yo.
Hace unos años, se llevó a cabo en Puerto Rico una campaña en contra del suicidio llamada "No te quites". En la misma participaron muchas figuras públicas y de la sociedad civil en un esfuerzo para inyectar esperanza en nuestra sociedad, golpeada por un aumento en el número de casos suicidas. Por TV, marchas, publicidad, entre otros medios, se exhortaba a las personas a no tomar la drástica decisión de quitarse la vida. En lo personal, me gustó la campaña. Pero sabía que no era suficiente. Todos necesitamos en quien apoyarnos, a quien abrirle el corazón, con quien llorar... Si Dios creó algo valioso, es al prójimo. Somos los ojos de Dios para buscar al caído. Convivimos para sostenernos y ayudarnos. Para ser redes de apoyo. Porque no podemos depender del gobierno, la policía, la escuela, la iglesia... Empieza por nosotros el avivar la esperanza de una vida llena de posibilidades. La vida es y seguirá siendo dura, dinámica, con muchas oportunidades de adaptación. Y no hay mayor satisfacción en esta vida que salir vencedor ante cualquier obstáculo. Ver al problema a los ojos y decirle: "Si me tocas, rompemos el coliseo!" (voz del Invader #1).
Esto es el perfecto "reality check": no soy un motivador, ni un "life coach"... Soy un ser humano como tú, que a veces despierta que no le huelen "ni las azucenas". No siempre tengo palabras de aliento para los demás, mucho menos para mí. Pero he aprendido que el simple hecho de abrir los ojos cada día es razón más que suficiente para darme la oportunidad de ser feliz, de progresar, de vivir plenamente. Quitarme, borrar mi vida, no creo que sea la forma de dejar este mundo. Me iré al encuentro con el Señor con las botas puestas, luego de dar mi mejor batalla. No hay otra opción. De campana a campana, la vida me exige mis mejores golpes. Y los problemas... ¡pa'l saco!