lunes, 15 de agosto de 2016
Perdón, Mónica
martes, 26 de abril de 2016
Mi radiador roto
Por fin, luego de varios años, tenía carro para mi uso diarios. Y aunque no tenerlo no me detuvo para hacer mis cosas, no les niego que es una comodidad. La libertad e independencia de movimiento es invaluable para mí. Claro, uno sabe que las cosas se dañan con el uso, ¿pero quién pensaba en eso ahora? Uno sigue su vida lo mejor que puede, y nada más.
Hasta que, de momento, el aire acondicionado empieza a tirar aire caliente, y el radiador del carro a botar el coolant. Mi compañero me avisa rápido y apago el carro. El radiador dijo caput. Eso solo significaba una cosa: de nuevo, a pie. Miré mi cartera y habían 10... 10 moscas y 4 mosquitos del Zika. Miro el balance de mi cuenta bancaria y está más vacía que la mirada de Jovani Vázquez. O sea, ese día yo no iba a resolver nada.
No es la primera vez que se me daña un carro, ni la primera vez que estoy pela'o, ni la primera vez que no tengo una solución rápida a un problema. Y no van a ser las últimas. Pero en esta ocasión, había algo diferente. Una sensación algo desconocida para mí en estos casos. Sentía tranquilidad. No era la situación en la que deseaba estar, pero no me quitaba el sueño. Créanme, en esos momentos no habían muchas opciones. La única: confiar en que Dios siempre provee, solo tenía que mantenerme en pie de lucha.
Hay momentos en la vida que te muestran cuánto has madurado, crecido, aprendido. Y les confieso, a mí todavía me falta mucho de todo eso. Soy una obra en proceso, sin vistas públicas. Pero se han hecho avances, se han vivido muchas cosas en las que se me ha puesto a prueba y, dándole gloria a Dios, puedo decir que sigo en pie. O a pie, como hasta ayer. Pero en pie viviendo lo mejor que puedo.
Ya se le cambió el radiador al carro gracias a Dios, a través de ángeles que puso en mi camino. Debo ese dinero, y me toca trabajar para reponerlo. Pero la tranquilidad, la independencia, la comodidad, la enseñanza que me dejó mi radiador roto no tiene precio. Porque en este cuadrilátero que llamamos vida, la experiencia ganada lo es todo...
lunes, 28 de marzo de 2016
La tal Violeta
Vi mucha gente de mis contactos en Chillobook que compartían las actualizaciones de... lean bien... LA "LIKE PAGE" DE LA PERRITA. O sea, le han creado una página en Yalbook a Violeta Marie para, en la misma forma que hacen con la hija de Adamari, nos la empujen por ojos, boca y nariz. Yo puedo entender que el dueño ame mucho a su mascota. Pero, sinceramente, debo cuestionar su estado mental. No sé en qué circunstancias se perdió Violeta de los Milagros, y no me importan. Porque todo esto me ha dado una gran idea.
Hace tiempo no hacemos una lista. ¿Qué tal si hacemos la lista de las 5 páginas de gente o cosas irrelevantes en Puerto Rico que deberíamos crear? Dale, yo empiezo:
1- #yonomequito o #yoyamequité y sus variantes.
En su lugar, creemos la página #merozasitequitasono. Si te fuiste o te quedaste, es problema tuyo, no mío.
2- La novia de Jovani Vázquez.
Vamos a hablar claro: será loca, anormal y no canta un carajo. Pero vamos a hacerle una página para ligárnosla y la ponemos en mute. La contrallá está buena, no se hagan...
3- Carmen Jovet
La palabra de esta buscona y comenenes es irrelevante en este país. Al menos para mí. Vamos a hacerle una página para que los viejitos a los que ella supuestamente defiende como bonista se puedan comunicar con ella, no solo los millonarios de este país.
4- La bebé de Gredmarie.
La nena es un cuerno, no pare más. Háganle una página y se la chupan ustedes solos, que tanto la defienden a la madre como "guerrera" y madre soltera. Guerreros son mis muslos, que se rozan y se me ponen en carne viva cada vez que camino en la pista. Ridícula.
5- Y, por último, pero no menos irrelevante: sus enemigos imaginarios.
Si, porque nos pasamos todo el día tirando puyas en Parcelabook y uno está aquí que no sabe lo que está pasando (porque no cuentan el bochinche completo, pero nos chupamos la peste a macho). Le hacemos una página a esos enemigos imaginarios y les tiran allá, y deja de hacer el ridículo.
No sé, quizás es falta de café o desayuno, pero hoy me levanté bien princeso, bien sensible a las estupideces. Pero nada, piénsenlo, meditemos en qué cosas invertimos nuestra mente y nuestras energías, y si realmente valen la pena. Cuidemos a nuestras mascotas, pero también a nuestro prójimo. Que el mismo empeño que se puso para encontar a Violeta, pongamos en encontrar a todo aquel que necesite de nosotros y mostrarle el rostro amoroso de un hermano. Solo así, el mundo para nosotros y nuestros amados animales será mejor.
Nota al calce: el dueño de Violeta sigue siendo sendo ridículo. Que se deje de estupideces y la cuide mejor la próxima vez...