lunes, 14 de diciembre de 2015

Volvemos a la carga

Se acabaron las vacaciones. Bueno, todavía no, pero casi. Ya vuelvo a trabajar esta semana, luego de unas merecidísimas vacaciones en las que trabajé más que lo que descansé. Y pues, sabemos y podemos inferir que, lamentablemente, no descansé tres ca... Lo bueno fue que no gasté mucho. Probablemente porque no tenía dinero. Pero ese no es el punto. El punto es que volvemos a la carga.

Sinceramente, tengo tantas ganas como ninguna de volver. Y no me malinterpreten, me gusta mi trabajo. Trabajar en la calle es lo que me gusta, el contacto directo con la gente (aunque mi personalidad indique lo contrario). Pero llega un tiempo en el que los problemas del diario vivir, las pruebas, las vicisitudes, se van acumulando y se hace cada vez más difícil levantarse de la cama. Y en esos momentos debemos recordar el propósito en nuestra vida. 

No vivimos para trabajar, sino que trabajamos para vivir. La felicidad no está en nada externo, sino en nuestro interior. La vida es bella, aunque sea injusta a veces. Hay que vivir intensamente, porque el tiempo de estar muertos será bien largo. En esta vida, todos tenemos un propósito, y eso es lo que nos mueve.

Vuelvo y les digo, no tengo ningunas ganas de volver. Estaba de lo más bien en mi casa descansando. Pero mi lugar y dónde está mi propósito es en mi trabajo. La bendición está en el trabajo bien hecho. Quien será bendecido será quien es fiel, haya mucho o poco. Y yo sé qué significa "poco". Y estoy aquí de pie, todavía. Y vamos pa' lante, con cansancio, con decepciones, con cargas. Y a llorar pa' maternidad. Hoy vuelvo a la carga. Hoy lucho, mañana veré los frutos de mi lucha. 

lunes, 26 de octubre de 2015

#AbrazaLaCrisis

Ese es el hashtag con el que cierro los status de la página de Facebook de este blog, así como los tuits y textos en Twitter e Instagram, respectivamente. es una invitación corta y precisa: "abraza la crisis." Si la analizamos así como está, es una total contradicción. ¿Quién demonios quiere "abrazar" algo tan negativo, tan drenante, tan angustioso, tan incierto? Yo busco abrazar lo positivo, lo que añade a mi vida, lo que suma, no lo que resta. Lo abrazo para hacerlo parte de mí, para ser mejor persona, para crecer...

Me dices por un lado que tenga una actitud positiva, que me rodee de personas que me hagan mejor, que no me rinda, etc. ¿Pero me aconsejas que "abrace la crisis"? O sea, que acoga en mi diario vivir todo eso que lo único que causa en mí es tristeza, tensión, frustración, carencia, vacío... Es un mensaje absolutamente contradictorio.

Parece, pero no lo es. Porque así mismo como digo #AbrazaLaCrisis, también digo:

La crisis es OPORTUNIDAD.

Oportunidad que se presenta para quienes ven a la crisis de frente y no la ven como el final del camino, sino solo como un pequeño desvío que debe ser sobrepasado. Porque la crisis siempre ha existido, desde que el hombre es hombre, y ha sido detonante de los grandes cambios antropológicos, sociales, biológicos de la historia. En nuestras sociedades, tan dinámicas y cambiantes como los seres humanos que las componen, son las crisis las que nos mueven a adaptarnos, a sobrevivir, a seguir adelante. Las migraciones, las guerras, las hambrunas, las sequías, entre otros, nos mantienen en guardia y alertas. Se presentan y demandan acción de nuestra parte. 

Por lo menos en Puerto Rico, la cosa está mala, no sé en otros países en los que me leen (porque me leen en los 5 continentes, graciosos). A todos y cada uno de nosotros nos ha tocado la crisis económica, social, laboral, moral, etc. O un divorcio, un despido, una enfermedad, un crimen, algún brazo de esa omnipresente crisis nos ha alcanzado. Y aprieta duro, ¿saben? Y nos deja sin aire. Y duele. Y te preguntas: ¿por qué a mí? Si yo soy una buena persona, ¿tan malo he sido? Aclarando, el que pases por una crisis no tiene NADA que ver con que seas o no una "buena persona." Tiene que ver, según mi experiencia, con una sola razón: la vida es bella, pero a la vez es injusta. Suena fuerte, ¿verdad? Pues si, nadie es invulnerable al dolor ni al sufrimiento. Nadie es inmune a la crisis.

La vida, a través de las personas y situaciones, te va a fallar, te va a decepcionar, te va a quitar la paz y la estabilidad. Y no hay break, no hay forma de escapar de eso. Y cada persona lo toma de diferente manera. Unas campean el temporal. Otras... bueno, digamos que enganchan los guantes antes de tiempo. Estas últimas no vieron la oportunidad, solo la crisis...

Ese divorcio puede ser la oportunidad de un nuevo amor, y de arreglar las diferencias con tu antigua pareja en un escenario que no envuelva la convivencia diaria. Esa pérdida de empleo sacará a relucir talentos empresariales que quizás poseas. Esa colgá en la escuela podría ser la alarma que te avise que esa no es tu vocación profesional. Él hambre, la sequía, la necesidad, alimentan la imaginación y la iniciativa del ser humano, no sólo para auto-preservarse, sino para servir a quien no puede valerse por sí mismo. 

Para aquél que permanece aquí, o se va a nuevos destinos; para quién echa pa'lante o quien ya no puede más; para quien es exitoso o quien está viviendo cheque a cheque; para quienes están celebrando una nueva vida o están de duelo... Para todos ellos, va un abrazo de quién es hijo, hermano, padre, amigo, asalariado, trabajando en algo para lo cuál no estudió pero sabe que existe una razón para todo. Les digo, estas palabras son tanto para ustedes como para mí, que me levanto todos los días a dar la batalla por mis sueños igual que ustedes. 

La crisis es oportunidad, es la oportunidad de subir a este cuadrilátero llamado vida y pelear por mi lugar en este mundo, por mi bendición, por sobrevivir y mantenerme... y lucir fabuloso en el proceso. 

Hermana crisis, es tiempo de caminar. 


lunes, 17 de agosto de 2015

De cisternas y limonadas...

¡La sequía no nos quiere dejar! Ayer ha llovido con velocidad, y comoquiera. La gente está en pánico, comprando cisternas como cuando compraban chicles Pal en la escuela: a 3 por chavo. Es que los veo: trepa'os en el techo, recostados del alero con los brazos extendidos esperando que el pana desde abajo le suba la cisterna un poco para él agarrarla. Como si estuviesen pasándose un bowl de carne frita, ¡hello! Parece que quieren dejar las pelotas pegás al techo...

Y hablando de sequías, le están haciendo la competencia a las limonadas "orgánicas-artesanales-gluten free" que venden en cada esquina de Puerto Rico. Uno se siente que está capeando en el punto cuando compra limonada o una cisterna. Y hay que comprarlas con todos los muñequitos: que si filtro, que si presurizador, que si power locks, power windows, power rangers, etc. Y así mismo te van a cobrar, porque en tiempos de crisis, está el raquetero y el chanchullero inflando los precios, a costillas del pueblo. Así que, ¡bienvenido a Pendejilandia! Población: Tú.

Lo que no te explican estos "expertos" vendedores es cómo demonios vamos a llenar las benditas cisternas cuando lo que quede en Carraízo y La Plata sea el babote nada más. Y digo "vamos" para que no se sientan tan solos en su estupidez. Porque vamos pa'lante como buey cerrero, sin pensar que no vamos a joder bien jodiítos. Llega el agua y llenamos hasta el dron de reciclaje. Y hacemos todo lo posible por vaciarlos todos, para volverlos a llenar. Tú, amigo o amiga, si lo que mides es 5 pies en tacos, no necesitas 3 galones de agua para bañarte. Uno y me estoy arriesgando... Ahh, y esos servicios de llenado de cisternas... Eso no es el oasis al lado de Plaza Carolina, eso no vale 2 pesos. ¿Para cuántas veces tiene$$$$$ para llenar la humilde cisternita de 800 galones que compraste? Y no, no hay Groupon para eso.

Por esta y otras razones, la Crisis vuelve con su siempre muy esperado Top 5 de las cosas que puedes hacer con la cisterna cuando se acabe el agua para llenarla. Porque esa inversión hay que sacarle el jugo, antes que te acuerdes de la progenitora del vendedor, y de paso, de todos los gobernadores de este país. Vamos de la 5 hasta la 1, para crear esta falsa impresión de expectativa parecida a Silverio Pérez en Anda pa'l Cará...

5- Como base para el canasto de baloncesto de la calle de tu casa.

Viendo las actuaciones de nuestros equipos nacionales, necesitamos buscar nuevos talentos pero ayer. Rellenas la cisterna de arena con agua y list... Ay, verdad, no hay agua. Pero está la próxima:

4- Como jacuzzi.

¿No, verdad? Eso pensé. Sin agua como que no... 

3- Como olla de presión en restaurante chino.

Ahh, pero hay 2 problemas: ¿con qué agua la llenamos para hervir la tonga de arroz que ellos hacen? Y el otro: el arroz es frito, no hervido. De 3-0, me acuerda a cuando jugaba béisbol...

2- Como tiesto para "sembrar" nubes. 

¿Se acuerdan cuando en la escuela sembrábamos habichuelas y salía la matita bien patética? Así de patética es esta idea. Bueno, queda una idea, veremos cómo nos va...

1- Para hacer la "limonada gigante" en las Fiestas Patronales de Carolina. 

Si, ya pasaron, lo sé, son en mayo.  Pero con el superávit de ellas que habrá el año que viene, habrán tantas como vacas en Hatillo. Y vamos a necesitar muchas, porque de una cisterna de 800 galones, salen como 3 limonadas más o menos... 

Ven, esa si funcionó, solo hay que analizar los pros y los contras. Qué triste es que, por no hacerlo, estemos en la situación en la que estamos. Todos hemos sido culpables: los que votamos por los candidatos que nos han fallado, los funcionarios que solo han estado pendientes a su propio beneficio en detrimento al bien común, los que pensando que lo que hacemos no afecta en nada la situación, no cuidamos nuestro más importante recurso: el agua. El esfuerzo de cada uno se une al del otro para beneficiar a todos. La solución es dura y sacrificada, pero en este cuadrilátero llamado vida, no se trata de superhéroes. La victoria debe ser por todos y para todos. 


lunes, 27 de julio de 2015

Sin deporte, no hay paraíso

No hay manera de suavizar una situación así. Vemos tan lejos esos dias de Piculín, de Mincy, de Fico, de Quijote... Días donde el Equipo Nacional de baloncesto masculino imponía respeto en TODO torneo en el que participaba. Ese equipo era (¿era?) nuestro orgullo. Eran realmente "los 12 Magnificos", lo mejor que el baloncesto puertorriqueño podía ofrecer. Esos días pertenecen al pasado. El Equipo Nacional quedó fuera de las medallas en Juegos Panamericanos por primera vez desde los nefastos Juegos de Mar del Plata en 1995. Ese año el equipo no carecía de nivel, sino de "comunicación", por decirlo de esa forma. Pero este equipo que ha perdido por una cantidad obscena de puntos... no tiene nada de nivel.

Entonces ustedes me preguntarían: ¿para qué demonios mandamos ese equipo para allá? ¿Por qué exponer el nombre ya tan maltrecho de Puerto Rico y de su Equipo Nacional con un equipo que no tenía nada que buscar en Toronto? Y créanme, esa misma pregunta se hacen muchas personas basadas en la "sequía" de medallas que ha sufrido nuestra delegación en esta justa. Escucho analistas políticos que al día de hoy no saben que Michael Jordan se retiró, hablando de la pérdida de dinero que representa el tener representación olímpica. Esbozan razones tales como que eso no resuelve los problemas sociales y económicos del país; que los logros deportivos distraen al país de los verdaderos problemas y que lo mantiene dormido; que los atletas no producen medallas de acuerdo a la inversión que el gobierno hace en ellos; que ese dinero se debe utilizar para otras cosas y no para mantener vivo un patriotismo "artificial". A este reclamo se unen periodistas, gente de la política, y muchos puertorriqueños de a pie.

¿Y saben qué? Aunque no esté de acuerdo con esa opinión, no puedo culparlos del todo. Porque estos resultados reflejan el lugar que tiene el deporte entre las prioridades de este y los demás gobiernos que han dirigido esta isla. No han entendido el rol social, salubrista, económico que tiene el deporte en la sociedad moderna. Para los funcionarios de este gobierno, para los periodistas faltos de reconocimiento, para los analistas políticos vendidos por contratitos, el deporte es solo entretenimiento, reservado para los románticos, para los tontos. Y se vanaglorian cuando los equipos de aquí pierden, porque los hacen ver como unos genios, unos eruditos que no saben distinguir entre un tiro libre y un ace...

¡Que contraste con la situación de los atletas en otros países! Y no digo en todos, porque hay países que están peor que aquí (aunque usted no lo crea). Pero hay países que desde los grados primarios desarrollan programas de masificación del deporte que sirven, no solo para identificar buenos prospectos, sino para lograr el desarrollo integral de los niños y niñas. Han reconocido los valores que inculca el deporte: disciplina, esfuerzo, trabajo en equipo, empatía, sana competencia, buena salud física y mental, entre muchos otros que les servirán dentro y fuera del terreno de juego y durante toda su vida. Y con esto en mente, el deporte se convierte en un vehículo de cambio social, de identidad patria, de desarrollo humano. Sin entrar en la discusión de cuáles son las motivaciones de cada país para su enfoque en el deporte, los frutos se dan en el medallero y en la vida diaria. Países que aparentan un desarrollo menor al de Puerto Rico ya lo sobrepasan rutinariamente en la cosecha de metales olímpicos de todos los niveles. Sus atletas solo se dedican a eso, y son tratados como una de las grandes exportaciones al exterior. Eso del atleta "part-time" ya no existe. Estas personas han decidido dedicar su vida y sostener a sus familias con el deporte y merecen ser tratados con el mismo respeto que quien decide ser doctor, abogado, ingeniero, etc. Pero en esta isla, se les ve a los atletas de tiempo completo como vividores del gobierno. A los Culson, a las Kiria Tapia, a los gimnastas, a los boxeadores, entre otros, no se les reconoce el esfuerzo que hacen a diario por dominar las destrezas de su deporte y representar a Puerto Rico alrededor del mundo. Se critica el estipendio que reciben mensualmente para poder dedicarse full-time a entrenar, mientras permitimos que nuestros funcionarios de enriquezcan a costas del pueblo, con un volumen de trabajo que haría llorar al mismo José Nogueras. Pero eso si, esperamos que ganen un fracatán de medallas para inflarnos el ego y decir que apoyamos al deporte. Y si no ganan, ahí si que nos limpiamos el fundillo con ellos, burlándonos de que, de nuevo, "jugaron como nunca y perdieron como siempre". 

Y en ese sentido, hablemos del Equipo Nacional de baloncesto masculino de Puerto Rico, quizás la máxima institución deportiva de este país. Ese equipo, gústele a quien le guste, es uno de nuestros más valiosos patrimonios nacionales. Y verlos ser derrotados, apabullados en 2 ocasiones en la misma semana no es cualquier cosa. Podemos hacer chistes y memes y burlarnos de ellos y de Rick Pitino y hacer como si ya no nos sorprende que pierdan. Pero, en lo más profundo del corazón de este pueblo, todo eso lo hacemos con un intenso dolor y tristeza. Este equipo de los que si pudieron hacer el viaje, este equipo de suplentes y sextos hombres, este equipo de tercera categoría sigue llevando el nombre "Puerto Rico" escrito en cursivo, en el pecho. Este equipo que ha sido humillado como nunca antes, sigue siendo el mismo equipo que llegó cuarto en Mundiales y Olimpiadas, que le ganó al Dream Team, a Yugoslavia, que ganó el oro en los Goodwill Games en Rusia. Este equipo, el de Pachín, el de Teo, el de Dalmau, este equipo hoy no le gana a nadie. Ha sido una bofetada en la cara de los puertorriqueños. Y era una que se veía venir. Estos últimos años han sido fracaso, tras fracaso, tras rotundo fracaso. Pero seguimos jugando el Baloncesto Superior Nacional en verano. Y mientras nuestros mejores jugadores juegan la final del torneo, a Toronto mandamos a los demás, que no han alcanzado ese nivel. Y no lo han alcanzado porque desde pequeños han tenido que dividir el tiempo entre su carrera deportiva y sus trabajos y estudios. ¡Claro que no van a ganar, si no están debidamente preparados! Aquí hay miles de ligas y equipos, pero no un programa nacional que les dé seguimiento en su desarrollo. Aquí hay mucha finca, y todos "jalando pa' su la'o". Pasa en béisbol, en gimnasia (¿han visto dónde entrenan los "Golden Boys" y demás gimnastas? Esa cancha de Country Club da grima); en fútbol crean una liga profesional cada año y no dura ni lo que dura un estornudo, y nuestra selección juega menos que yo en un doble cancha; en atletismo seguimos permitiendo que las universidades apuesten solo por el atleta extranjero para llenarse la boca de que ganaron las Justas de la LAI y que se fastidie el atleta local (demándeme si no le gusta mi opinión)... 

En esas condiciones, ¿a quién le dan ganas de ser atleta? Muchas carreras tronchadas, no tanto por falta de talento, sino por falta de visión y apoyo. Porque lo único que nos importa es ganar, ganar y ganar, y no desarrollamos gente de bien y de provecho, que cuenten con las herramientas para lidiar con los retos de la vida cotidiana. Ni pensamos en el deporte como herramienta de desarrollo económico, en especial en la revitalización de los centros urbanos y en el turismo, haciendo al país sede de eventos de clase mundial e inyectando la economía con miles de millones de dólares en derechos de admisión y economía directa e indirecta. Tampoco nos preguntamos qué sería de muchos jóvenes de nuestra isla sin el deporte, sin la oportunidad de ocupar su tiempo en cultivar su cuerpo y su mente en vez de destruirlos con drogas, con violencia, con crimen...

El deporte abre muchas puertas y da muchas oportunidades, las mismas que no todos estamos capacitados para tener. El deporte no es una nota al calce, sino una vertiente importante del quehacer humano, una de las mejores obras de la humanidad, una de sus mejores caras. El dinero y los recursos invertidos en el deporte no están perdidos, porque siempre darán frutos en el terreno de juego y en nuestra sociedad. 

Es el momento de cambiar muchas visiones erróneas. El deporte es, para muchas personas, no solo un pasatiempo o su forma de mantenerse en forma. El deporte es su escape a tantos peligros y tentaciones que ofrece la vida. Es su boleto a una vida mejor para ellos y sus familias. Es el vivir sus sueños. El ser alguien en esta vida. Y por eso sacrifican años y años en entrenamientos, acuartelamientos, prácticas, para una oportunidad que puede durar unos pocos minutos y que quizás jamás vuelvan a tener. Y somos tan mezquinos que los criticamos y nos burlamos cuando no pueden conseguir la dichosa medalla de oro. Pero créanme, convertirse en un mejor ser humano y a la misma vez representar a tu país es la verdadera meta de cualquier atleta. No hay NADA MEJOR.



martes, 7 de abril de 2015

Ay, los hospitales...

¿Les había dicho alguna vez lo mucho que odio los hospitales? Pero los odio con la misma pasión que el hijo de Ray González odia a los barberos. A mi joven... muy joven edad de 37 primaveras, la animosidad es evidente, más ahora que he tenido que venir más a menudo. Y antes que empiecen a lucirse, no es para el examen recurrente de la próstata, joyas. Sino por otras situaciones familiares que ameritan visitarlos.

Pero volviendo al punto inicial - mientras degusto una bolsa de aire con papas, y me tomo una Pepsi imaginándome que es una Coca Cola - he enumerado las 10 razones por las cuales odio los hospitales con la misma intensidad que Chicky Starr odia las pensiones alimentarias:

1- Siempre está lleno. Esta isla es un infección de oídos con playas, marrayo parta.

2- En las máquinas de dulces nunca hay M & M's. Y si pasa el milagro y hay, son de maní. Carajo, ¿no los venden en el mismo sitio?

3- Me toca siempre ir al turno de las enfermeras feas. Hello, para feo, yo...

4- No hay señal. O sea, ¿cómo voy a jugar Preguntados?

5- Los guardias sacando a uno cuando hay más de un acompañante.  ¿Y si no me quiero ir? Tranquilos, tranquilos, no tiene que venir con sus compañeros, total, yo ni quería estar dentro... 

6- Wendys, Popeye, Krispy Kreme... al otro lado de la avenida. ¿Por qué me hiciste gordito, Señor?

7- Univisión en la sala de espera. 24/7. Si yo quisiera ver el maratón de La Rosa de Guadalupe o Como Dice el Dicho, lo veo en Hulu. ¡No mamen!

8- Los stickers para los visitantes. La pega les dura 3 minutos y luego no hay quien los pegue para atrás. Consejo: no traten con una grapadora... mientras tengan la camisa puesta.

9- Las camillas. Yo admito ser un jíbaro camillístico, no sé ni ponerle freno, ni subirle el espaldar, ni las barandas... 

10- La espera. La espera que desespera. Y uno poner la mejor cara para uno ser el apoyo de los demás. Pero fíjense, esta última no es algo malo. Es lo que nos toca. Es lo correcto. Es lo que nos enseñó Jesús, con Su Palabra y Su ejemplo.

¿Saben? Sólo son 9 cosas, no es tan malo. Peor sería esperar en un supermercado. ¿Les había dicho lo mucho que odio los supermercados?...


sábado, 14 de marzo de 2015

37



Treinta y siete años. La vida pasa muy rápido. Escribiendo estas palabras, reflexiono en lo vivido hasta hoy y, siendo muy objetivo, yo he vivido de todo. Y en mayor o menor medida, he tenido y he hecho de todo. Ha sido una vida en la que ha habido sus fracasos y sus decepciones, como todas. Pero han sido tantas y tantas las bendiciones y las alegrías que mi ánimo hoy es de celebrar la vida que Dios me ha dado y la que me ha tocado vivir. 

Celebrar los logros y las metas alcanzadas. Celebrar a la gente que he conocido y que estando o no aún conmigo me han hecho la persona que soy. Celebrar que aún estoy en pie de lucha. Celebrar lo que viene. Porque si algo he aprendido en esta vida es que lo mejor está por venir (sin alusiones políticas, plis, jajajajaja). 

Y aprender es lo principal que hacemos en esta vida. Aprendemos de nuestros errores. Y de las cosas que hacemos bien también, porque lo bueno no se cambia... Y de gente mucho más sabia que yo, he adquirido varios consejos que me han ayudado y me siguen ayudando día a día a intentar vivir la felicidad para la cual Dios me creó. Y son 37, ¡qué casualidad! Quizás les ayuden a ustedes también:


1- Sueña.

2- Ten metas.

3- Eres lo que haces, no lo que dices.

4- Mantén tu palabra.

5- Si te ofreciste a ayudar, no te quites hasta que el trabajo se haya hecho.

6- Sé amable. Todos tenemos nuestras propias luchas.





7- Aprende a escuchar, no solo a esperar tu turno de hablar.

8- De vez en cuando, trágate las cosas.

9- No obstante, la gente te respeta tanto como tú te hagas respetar. No te dejes manipular. Si alguien no te acepta, apártate.

10- Aprende a decir no.

11- Si no entiendes, pregunta antes que sea demasiado tarde.

12- No pierdas la tabla. Especialmente en el trabajo.

13- Si tienes que pelear, da primero y da duro.






14- Todo lo que ocurre es para bien.

15- De todos puedes aprender algo. De todos.

16- Enfrenta a los abusadores. Con que lo hagas una vez, bastará.

17- Pero cuidado con tú abusar: el que puedas no quiere decir que debas. 

18- Nunca alardees. Siempre habrá alguien mejor que tú en todo.

19- Si hiciste valer tu punto, no digas nada más.





20- Da crédito.

21- Admite que te equivocaste.

22- Nunca es tarde para una disculpa.

23- Perdona tus errores. Tienes derecho a fallar.

24- Sé paciente.

25- No aparentes. Se nota.

26- No te quejes, hay gente en peores situaciones que tú. Solo ve a un hospital, una cárcel, un hospitalillo...





27- Cuando no estés bien, actúa como si lo estuvieses. Las cosas positivas ocurren a la gente positiva.

28- Simplifica la vida. Hay gente experta en complicársela.

29- Ríe un poco más cada día.

30- Aprende al menos un buen chiste. (Ahí me salvé, me sé muchos, jajajajaja)

31- Sonríele a los extraños.

32- Estar viejo no lo determina a qué hora te acuestas.

33- No siempre serás el más fuerte o el más rápido. Pero si puedes ser el más duro.


34- Sé creativo y hasta comete locuras de vez en cuando.

35- Gestiona los cambios.

36- No dejes de escribir. Ya sea poesía, música, cuentos, o un blog como éste. Siempre alguien leerá, se identificará, lo hará parte de su vida. Así seas tú mismo.

37- Nunca es tarde para encontrar el sentido de la vida. Que lo conseguido no hipoteque tu porvenir. Esto no se ha acabado. Falta mucho camino por recorrer, mucha vida por vivir...

Gracias, Señor, por la vida que me tocó. Gracias por lo bueno y lo no tan bueno. Por el hombre en el que me he convertido. Gracias por la bendición... y por la crisis. ¡Por, al menos, 37 años más! 

¡Salud!




domingo, 1 de marzo de 2015

Libertad

¡Libertad!

Es un grito en el vacío de los que han sufrido.

Es el anhelo de muchos sin esperanza.

Es el motor de la felicidad de todo ser humano.

Cuando el tiempo ha pasado y los frutos tardan en darse, y uno se pregunta si todo ha valido la pena... 

Es ahí donde gritamos: ¡libertad!

Libertad de la impaciencia, la incredulidad, del desespero, del hoyo en que las circunstancias parecen habernos metido.

Porque no hay jaula más castrante que la de la conformidad. De sentirme atado por mis miedos, mis anteriores fracasos, mis límites auto-impuestos. Esas son cadenas muy pesadas que nadie debería llevar. 

¡Libertad!

El deseo de ser libre es tan natural, tan necesario. Vital en un mundo que te amarra a necesidades artificiales. Ropa, carros, casas, dinero, vicios, poder, influencias... Somos esclavos de ellas sin darnos cuenta. Nos levantamos todos los días a estudiar o trabajar para alimentar esas necesidades. Y ni el estudio ni el trabajo lo disfrutamos, porque lo hacemos por obligación. ¿Qué mayor esclavitud que hacer algo obligado?

O ceder ante las presiones de los demás, quienes lo único que hacen es usarnos para lograr sus objetivos, para conseguir lo que quieren, o simplemente para hacer daño. Le donamos, le regalamos nuestra libertad a cualquier parásito para que haga con nosotros lo que quieran...

Ser libre es un acto valiente que nos llama a todos a no mirar tanto las consecuencias y las dificultades momentáneas, sino los beneficios y las bendiciones por venir. El camino accidentado que recorremos ahora es solo una escala en el largo tramo que caminaremos durante nuestra vida. Éste será no solo una buena anécdota para nuestros nietos; también nos llenará de experiencia para los retos futuros. 

Esperar, seguir, vivir, aprender... Todos son actos que surgen de ese tesoro invaluable que llamamos "libertad". Libremente espero mi provisión. Libremente doy los pasos necesarios para llegar a mi meta. Libremente tomo las decisiones necesarias, a tiempo. Libremente, asumo las consecuencias... 

Hoy declaro la libertad de mis sueños. Hoy declaro la libertad de mis actos. Hoy declaro la libertad de mis pensamientos. Hoy declaro la libertad de mis opiniones. Hoy declaro la libertad de mi alma y de mi ser para vivir, lo que venga, lo que sea, ¡pero vivir! 

¡Hoy proclamo libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!



viernes, 13 de febrero de 2015

PowerBollete

*Disclaimer (no me acuerdo de la palabra en español): Cuando hablo de "powerbollete", no estoy haciendo referencia a la película "50 Shades of Grey." Si, porque a la verdad que ustedes cogen un temita y lo queman hasta jón.  En este blog jamás hemos hecho burla de ninguna situación cotidiana... ni lo volveremos a hacer. Con eso en mente...

Me imagino que ya se enteraron que se llevaron el jackpot del "Powerball", y que de los 3 ganadores, uno es de Puerto Rico. Hasta ahí estamos bien (bueno, ni tan bien, no fui yo el ganador, pero pues...). Ese boleto lo vendieron en Ponce... a un familiar de Hernández Colón (hey, solo es una suposición. Como está eso de que "el dinero llama al dinero"... pues uno ya como que se resigna). Imagínense qué cosas haría alguien con más de USD $100 millones: poder comprar todo eso que siempre has deseado, o invertir en obras públicas. Como un estacionamiento... del tamaño de 77 municipios. Tú sabes, "Ponce es Ponce y lo demás es parking"...

Porque no me vengan a decir que ya ustedes -los que jugaron desde Pega 2, 3, 4, raspa y gana, bolita, briscas, rifas, bingo...- no tenían gastado ese dinero en las mentes. Ya tenían hasta el discurso para mandar pa'l ca... al marido o a la mujer. O la pezcosá que le iban a dar al jefe antes de renunciar. ¡Desmiéntanme, joyitas! 

Pero eso no es lo que me motivó escribir este excelente escrito, lleno de sabiduría milenaria. Son las reacciones de varios estadounidenses - no digo americanos porque no me sale del forro que ellos se crean que América son ellos solos - que están indignados porque un boricua tiene ahora más chavos que todos ellos juntos. Usted imagínese las expresiones más xenofóbicas (búscalo, hijo) que puedan existir y eso mismo dijeron en Twitter del pobre ponceño. Que si que puñales hace Puerto Rico incluido en el Powerball, que aquí no pagamos taxes, que ni siquiera hablamos inglés, que no somos estado... Yo quisiera saber qué inglés yo necesito para ir al puesto de gasolina en la esquina y pedir dos automáticas con Powerball. A menos que la compres en un pueblo lleno de "rednecks"...

Rednecks. Oigo esa palabra y me imagino gente campesina, malcriada, primos casándose, racistas... Y ese es el problema. Que creemos conocer a la gente según de donde vienen, por su nacionalidad, por su origen, por su apariencia. Y casi siempre pensamos que son menos inteligentes, solo por no ser de "los míos." Ay, pero claro, que hablen mal de nosotros, que nos convertimos en los Tito Kayak de los derechos humanos. ¡Hablaron mal de los noticias! ¡Que racistas! ¡Somos ciudadanos americanos igual que ellos! ¡Gringos cabrones!... Ven, al final, actuamos igual. Nos quejamos como nenes chiquitos, para al final caer en lo mismo.

Vamos a hablar claro aquí. Y en vez de señalar, analicemos en nuestro interior: ¿no hacemos lo mismo con los dominicanos que vienen a vivir a Puerto Rico? Esos que han arriesgado su vida en el mar por un mejor porvenir para ellos y sus familias que se quedaron en Dominicana. Que trabajan de campana a campana para mandar un dinerito allá a su país. Y que se las buscan como pueden. Yo sé de que les hablo, yo trabajo en la calle y los veo todos los días. Siempre hay todo tipo de personas, pero la inmensa mayoría son gente humilde, buena y trabajadora de quienes debemos aprender mucho. Y tantas veces que les decimos - y me incluyo porque, hey, soy un ser humano y a veces por unos pocos he generalizado y me he dado cuenta luego - que son unos listos, buscones, brutos, etcétera, etcétera, etcétera. Son demasiadas palabras soeces en contra de personas que solo desean echar pa'lante. 

Y nosotros nos quejamos por los comentarios ignorantes que dicen dos o tres en una red social. Ustedes me disculpan, pero de todo esto debemos aprender, más que indignarnos. Mucha gente que se ha ido de aquí hacia los Estados Unidos han tenido que empezar en cero y construir una nueva vida sin dinero, sin saber hablar inglés. Y han sufrido prácticamente lo mismo que sufren los hermanos dominicanos en nuestra isla. Estoy seguro que a ningún boricua le gusta que le digan "spik", ¿o me equivoco? ¿Verdad que es despectivo, humillante? ¡Claro que no! Porque usted se mudó allá a sacar a su familia adelante, a tener una mejor vida. Y merece respeto por eso. Y merece que se le permita vivir en paz. Pues, miren, aquí el que quiera progresar - sea blanco, negro, amarillo, puertorriqueño, dominicano, chino, cubano, marciano - que lo haga. Seamos nosotros el prójimo que Jesús nos pidió que fuéramos. Aquí hay espacio para todos. No todo será perfecto. Pero es lo correcto. 

Y al feliz ganador de más de 100 millones de dólares: mano, ¡deja una propinita en el puesto, que te tiraron la indirecta, papá!



(Imagen cortesía de www.elnuevodia.com)

lunes, 2 de febrero de 2015

Pasando la página

En mi humilde opinión, uno de los mayores inventos del ser humano es el papel. Y su importancia recae en su función de recoger en sus fibras las letras que cuentan la historia. La de todos los pueblos que han pasado por este planeta, y la historia propia de cada uno de nosotros. Como vehículo de comunicación, de educación, de cultura, no conoce igual. Como instrumento para plasmar nuestras ideas, sueños, pensamientos, es infinitamente superior a cualquier red social. Porque permanece. Porque se convierte en un legado para los que vienen después. Porque como tesoro es invaluable. 

Y es un invento tan inteligente, porque cada hoja de papel posee 2 lados igual de útiles. En blanco, para dejarlo todo en ellos. Para que lo que comenzamos en un lado, lo sigamos en el otro. No hay pausa: terminamos con una página, y ya nos espera la próxima. Recordemos los exámenes en la escuela... Donde pasábamos cada página de ellos buscando esos ejercicios y preguntas más faciles para tener por dónde empezar. 

Nuestra vida es una historia escrita día a día, con la tinta de nuestras experiencias. No todos los días traen la misma cantidad de páginas. Hay días sencillos, donde prendemos el "cruise control" y fluimos como peces en el río. En esos días, no hay mucho que escribir y pasamos la página sin problemas. Pero están esos días que... uff, nos pasa de todo, nos golpean, nos marcan. Son esos días que nos hacen dudar si nuestra historia es digna de ser vivida y de ser contada. Los problemas, las pruebas, las decepciones, las traiciones, los fracasos... Llenamos nuestras páginas de momentos y vivencias difíciles y duras. Y el espacio se acaba. Y seguimos leyendo lo malo que nos pasó, lo doloroso que nos hizo caer, eso tan triste que no se nos va de la mente ni del corazón. Cuando nos despidieron del trabajo, cuando dijimos adiós para siempre, cuando entregamos nuestras valiosas posesiones por no tener con qué pagarlas, cuando vemos nuestras relaciones desquebrajarse, nuestras metas sin cumplirse... Sé que a ti también te ha pasado, que te identificas con esto que estás leyendo. Porque todo esto es parte de la vida. El perder, el equivocarse, el renunciar, el posponer, eso es parte de ser humanos. Y está bien, está bien el sentirse mal, es hasta necesario y saludable. Todos esos tropiezos nos enseñan a pisar más firmes. Nos ayudan a conocer el camino. Nos preparan para lo que viene. Un recorrido que, probablemente, no esté cubierto de rosas. Y que todavía no ha terminado.

A esta hoja de papel no le cabe una letra más. ¿Qué queda por hacer? Es sencillo, aunque muchas veces sea más fácil decirlo que hacerlo: hay que pasar la página. No borrarla, solo pasarla. Lo vivido se queda, lo aprendido se lleva, lo sufrido se supera. Cada día nos ofrece una hoja nueva de papel para escribir nuevos y mejores capítulos en el libro de nuestra vida. No todos esos capítulos serán felices. Serán una mezcla de momentos donde todo es bello y momentos donde "no nos huelen ni las azucenas." Donde se nos presentarán puertas para abrir, decisiones que tomar, caminos que tomar, gente para que nos acompañen. Y todo eso quedará escrito en nuestra historia y es lo que le daremos a leer a los demás. ¿Y a quién no le gusta leer un buen libro?

A ti que me lees: quizás ya sea momento de pasar la página. No quedarnos estancados en lo que ya no cambiaremos. Si se puede cambiar, perfecto. Si no, está bien. Todo estará bien. Hay todavía mucho por vivir. Porque, en este cuadrilátero que llamamos vida, no podemos permitirnos el quedarnos tendidos en la lona. Las luchas se pelean y se ganan de pie. ¡No dejemos nunca de escribir!



jueves, 8 de enero de 2015

¡Vélame la fila, plis!

En Navidad, muchos puertorriqueños hace 3 filas distintas: la del Black Friday, la de sacar los juguetes del lay-away y la del Día de Reyes en donde el Gobierno entrega regalos. Dije muchos, no dije todos. Porque éste que está aquí no hizo ninguna de las tres ni pa'l carajo.

Analicemos bien la situación: el bono de Navidad llegó 1 semana después y no es para tanto la prisa por comprar regalos. Por lo menos para mi, que Santa Claus me desahució hace años. Y total, uno se levanta temprano y se entra a las pezcosás con la gente para comprar un televisor Tumai... digo, Funai, y otro va a las 10 am y quedaba de todo. 

Los regalos se deben comprar con tiempo, porque ese 24 no hay quien vaya a los malls de lo llenos que están. Y ahora hasta te velan para robarte los regalos, una cosa increíble. A que los pilotos no van a Condon World y le roban el vibrador 4 cilindros VTec a la primera que salga de ahí y se lo... Mala mía, no quiero darle ideas a nadie... El punto es: tantos años de lay-away en PR y la gente no aprende. A mi me está que es algo genético que tenemos los boricuas, amamos el peligro, como Cool McCool. 

Pero peligro es ir a buscar juguetes a donde sea que el Gobierno entregue regalos en Día de Reyes. Tanto así que ahora pasan por detectores de metales hasta a los niños. Yo sé que es realmente por otra cosa, pero no quisiera decir que Alejandro tiene miedo que lo maten "a lo Col of duti". Eso sería especular, y por  "especular", quiero decir que estoy bien seguro de eso. Aunque, en parte, si hay razones para preocuparse: si las personas que van a esos eventos muchas veces han expuesto a sus hijos a agua, sol y sereno por un juguete de Farmacias El Amal, que en paz descansen y que resolvían un montón. 

Y así nada más, ya estamos en enero. Y con el año nuevo, vendrán otras filas que haremos siempre y cuando así lo queramos. Una bien buena viene el lunes que viene: la entrega de notas escolares. No obstante, ahí nunca he visto filas. Lo que van son 4 gatos y tres de ellos tienen chikungunya... Ahí no hacemos fila, al parecer si no tiene pantalla de 70 pulgadas no nos interesa. Y mientras más rápido sea, mejor. Como cuando vamos a sala de emergencia, donde también hacemos la fila de la vida para que nos atiendan. Y peleamos y nos quejamos y nos portamos como los nenes chiquitos, como si fuésemos los únicos allí. Pero que la Dra. Ortiz nos insulte diciendo que por culpa de Daddy Yankee Yooooou estamos como estamos, que nos entra el guille de reporteros de Univisión, antes que se extinguieran. Y no digo que ella estuviese bien, pero es humana, hello. Hacemos la fila pa'l Krispy Kreme nuevo (como si fuese diferente a los demás) por horas y horas por una trapo de dona que regalan pero para donar sangre en las mega-sangrías no, porque me mareo, porque va y soy anémico sin saberlo, porque me dan miedo las agujas (pero tengo 45 tatuajes que al parecer se los hicieron con un palillo de dientes...

Lo verdaderamente valioso en esta vida, cuesta. Y hay que hacer turno y dedicarle tiempo. Y dejaremos de hacer cosas que quizás nos gustan mucho para hacer lo que nos toca hacer. Pero vale la pena. Hacer la fila de buscar las notas, de donar sangre, esperar nuestro turno en el hospital para ser atendidos o que atiendan a nuestros hijos o familiares, son situaciones que no nos dan esa gratificación momentánea de por ejemplo, un televisor nuevo, un video juego recién lanzado, unas deliciosas donas... Pero al final, ese tiempo que le dedicamos a las cosas importantes de nuestra vida será el tiempo mejor invertido.