miércoles, 30 de mayo de 2012

Un chiste de mal gusto (O, el último complejo de la Legislatura de PR...)

No hay nada peor en este mundo que un chiste de mal gusto. Escucharlo... o hacerlo uno mismo. Nadie se ríe y -en el peor de los casos- hasta parece una falta de respeto. Y, en un país donde los niveles de tolerancia son prácticamente inexistentes (igual a la gente con colesterol bueno), la egregia Legislatura puertorriqueña hace un stand up comedy casi a diario.

¿La última "rutina"? Los proyectos del Senado 2627 (de la autoría de la Sen. Margarita Nolasco) y de la Cámara 4002 (del Rep. José Chico), los cuales buscan enmendar la ley 171 del 11 de mayo de 1940 (la cual creó la Junta Examinadora de Trabajadores Sociales y el Colegio de Trabajadores Sociales de Puerto Rico). A "grosso modo", dichas enmiendas buscan hacer obligatoria una reválida profesional para los nuevos practicantes de la profesión, crea diferentes categorías de licencias profesionales dependiendo del escenario que se escoja trabajar, le quita autoridad sobre la educación continuada al Instituto de Educación Continua y se lo confiere a la Junta, encarece las solicitudes y renovaciones de licencia de trabajo social, entre otras bondades.

Seamos sinceros: todos sabemos que el mundo, la sociedad, son dinámicos. El mundo en que vivimos actualmente no es en nada el mismo que hace 50 años, por poner un número. Los problemas sociales se han multiplicado (o se han hecho más evidentes, más visibles). Y yo no pretendo que los elementos acreditadores y evaluadores para las diferentes clases profesionales en Puerto Rico estén escritos en las piedras del Decálogo (búscalo, hijo). Pero, si los vas a cambiar, que sean de real beneficio para los profesionales y para los participantes, clientes, como quieran llamarlos. No lo hagas a lo papagayo, para aparentar que te importa.

Empecemos con la mentada reválida. ¿Qué me garantiza la reválida? ¿En qué me ayuda cuando allá afuera hay gente necesitada de servicios mientras yo pierdo mi tiempo y mi vida estudiando para un examen que ni siquiera los que lo diseñaron pueden contestar? Y con eso no quiero decir que un trabajador social no pueda contestar y pasar un reválida. Pero, en mi humilde opinión, una reválida en estos momentos es una TOTAL Y ABSOLUTA PÉRDIDA DE MI TIEMPO. Como si la reválida me asegura que soy bueno o no en la profesión. Es una excusa para sacar dinero y una razón más para rendirse en personas de poca voluntad. En conclusión: puedes pasar la reválida y como quier ser una basura de profesional.

Otro cambio: las credenciales y las diferentes categorías de licencia. Y no hablo de provisional o permanente. Sino que habrá una licencia para trabajo social clínico, otra para forense, otra para graduado, otro para subgraduado... Todas con diferentes tarifas. ¿Es que las lumbreras en el Capitolio no saben que un trabajador social se puede desempeñar en infinidad de escenarios como "pez en el agua", con igual efectividad? Entonces, ¿en qué cabeza cabe que me restrinjan el poder cambiar de escenario de trabajo cuando a MÍ me plazca? ¿Quién demonios se creen para encajonar a profesionales de la conducta humana en determinados escenarios de acción? Las quieren poner más caras y, encima, decirme dónde puedo trabajar. Mire, váyase a trabajar a su distrito que debe de estar abandonado y deje a los profesionales trabajar donde hagan falta.

Seguimos con la educación continuada. Con ésta controlada por la Junta Examinadora en vez de por el Instituto de Educación Continua, ¿quién me asegura que los miembros de la primera no van a beneficiar a sus amigos conferenciantes o, peor, a darlos ellos mismos y lucrarse? ¿Cómo aseguro la calidad y la pertinencia de esos cursos si personas que no tienen la experiencia ni el tiempo disponible son los que hacen el calendario de los mismos? El quitarle esta función al Instituto es altamente detrimental para la preparación de los y las trabajadores sociales. Ésto no lo reconocen los honorables legisladores. ¿En qué cabeza cabe? En una hueca.

Hoy, miércoles 30 de mayo de 2012, el Colegio de Profesionales de Trabajo Social de Puerto Rico ha convocado una manifestación en el ala norte del Capitolio en repudio a estas medidas nefastas para el trabajo social de este país. Ya está bueno que en nuestra isla se atente en contra de las institucionnes que agrupan las clases profesionales. Primero, el Colegio de Abogados; luego el de Ingenieros; ahora el de Trabajo Social. Al parecer, a nuestros funcionarios electos les da alergia la palabra "Colegio". A mí me da la impresión que se acomplejan al ver profesionales tan versátiles y preparados que no necesitan un alto sueldo para ponerse a trabajar. Que ponen manos a la obra sin dietas, carros, contratos... Si es así, que creen el Colegio de Legisladores. Así se sienten como si su oficio disfrutase de respeto en este país, y se alejan de la percepción que tiene esta sociedad de ellos: que son unos PILLOS. Y en un país en crisis, lo que necesitamos es gente trabajando para mejorarlo, no entorpeciéndolo. Tan necesarios como los maestros, los policías, los médicos, los abogados, los psicólogos, son los y las trabajadores sociales. Ya es hora de que los dejen trabajar en paz y los respeten y valoren de una buena vez.

¡NO al P. del S. 2627! ¡NO al P. de la C. 4002!

P.del S. 2627

P. de la C. 4002


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