sábado, 16 de julio de 2011

El arte perdido de ayudar

Esta mañana iba a tomar el tren, como siempre... Y la tarjeta no quería recargar (como siempre)... Así que me disponía a sacar el proverbial menudo para poder viajar, cuando una persona me pide ayuda para comprar una tarjeta. Yo sabía que el tren estaba por llegar, que estaba "apretao" para montarme... ¿Qué hice? Le dije: "Siga las instrucciones de la pantalla." Esas instrucciones me sirven a mí porque sé hacerlo. Esa persona me pidió ayuda, no instrucciones...

Lo ayudé, sacó su tarjeta, me agradeció y ya. Perdí el tren. Pero lo ayudé. No recibí ningún beneficio... ¿o sí? ¿No es el ayudar la paga suficiente? ¿Saber que hiciste lo correcto no es suficiente?...

A veces me lo pregunto y quisiera que la respuesta fuese otra... Que no vale la pena, que pierdo el tiempo, que la gente no agradece, bla bla bla... Y si lo analizamos fríamente... ¡es verdad! Cosas que haces sin conseguir nada a cambio no sirven. Gastas tus energías en actividades y cosas que no aportan nada a tu vida, fuera de la satisfacción de hacer "lo correcto."

Pues, amigos, lamentablemente esa es la única paga. Dar el ejemplo. Mostrarle a los que nos rodean cómo nos debemos tratar. Recordarle a la gente que no estamos solos en este mundo y que somos responsables por todas las vidas que tocamos. Que lo único que permanecerá de nosotros en esta vida es lo bueno que hagamos... Aunque no te lo agradezcan, aunque no te traten igual... Ayuda convencido, convencida de que es la única forma de convivir con los demás. La única. Porque, en este cuadrilátero llamado vida, si tu compañero de equipo pierde, tú tambien...

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