Ya sea en una verdadera tormenta, o frente a los embates del diario vivir, la mano de mi Salvador viene a mi rescate... ¡Soy raza de vencedores! Y no es una opinión: es mi realidad y la de millones de personas que dan fe del amor del Carpintero de Nazaret... ¡Dios nos cuide y nos mantenga seguros!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario