Ellos eran un vecindario normal, provenientes todos de diferentes transfondos sociales y económicos. Experimentaron pérdidas de seres muy queridos antes de coincidir en un humilde complejo de vivienda. Prácticamente jamás estaban de acuerdo en sus opiniones, y hasta se iban a las manos al pelear...
No obstante, celebraban, cantaban, estudiaban, trabajaban y hasta se iban de vacaciones juntos. Al final del día, hasta el más pobre de ellos tenía un bocado de comida para llevarse a la boca. Uno de ellos debía más de un año de renta, pero siempre tenía un techo sobre su cabeza. Y si uno de ellos faltaba, la vecindad no era la misma.
¿Y por qué yo les describo la vecindad del Chavo, la cual nunca existió? Porque es tan real como tan imaginaria. Nuestras comunidades y urbanizaciones quedan perfectamente retratadas en ella. Y nosotros, como sociedad, igualmente.
¿En qué momento dejamos de convivir para empezar a sobrevivir? Hemos sustituido la disención por la injuria y la violencia. En la calle, la escuela, el trabajo, todo es a lo "Pepe Coj...."...y si no te gusta, brega con eso...
Con tanto Internet y tanta televisión, no sé como no aprendemos más de un programa que transmiten hace casi 40 años... No, nuestros ejemplos a seguir son los corruptos, narcos, políticos, bambalanes, pseudo-gurús-religiosos-motivacionales, chismosos... Y nos quejamos de que estamos mal, que Puerto Rico (o el país que sea) es un c.lo, una mier... Y los primeros que lo fomentamos somos nosotros mismos. Lindo.
¿No nos cansa lo mismo todos los días? Y no es que la vida sea color de rosa... Simplemente, si lo que hemos hecho hasta ahora no funciona, ¿por qué no cambiar? Empezando por nuestras actitudes. Y esto lo digo también por mí, que de vez en cuando quiero encajar en el puño a dos o tres...
En el cuadrílatero que llamamos vida, podemos dar un gran espectáculo, sólo si todos estamos en la misma página. Y en la vecindad de nuestra vida, los días serán tan brillantes como queramos. ¿Zás?