Yo sé, la lista de resoluciones no cambia con los años. Bajar de peso, viajar, ahorrar, etc. Tenemos este bucket list irreal que nunca cumplimos porque no nos ponemos en posición de lograrlo. Y uso la palabra irreal, no porque sean metas imposibles, sino porque tenemos la creencia dándonos por detrás del cocote de que vamos a fallar. A volver a fallar.
La batalla contra la mente y las ideas negativas es diaria. Ellas no se cansan tanto como nosotros. Y es tan fácil caer víctimas de ellas, que no sabemos qué hacer. No sabemos hasta que nos detenemos y vemos las cosas en su justa perspectiva. Cuando las vemos del tamaño que realmente tienen. Bajar 50 libras (más o menos, no me he pesado de nuevo), ¿son tantas como para no intentarlo? Subir 200 puntos de crédito, ¿nadie jamás lo ha hecho? Comprar una casa o un carro nuevo, ¿es pensar en "pajaritos preña'os"? El ahorrar para el retiro, ¿ya se me hizo tarde? ¿En verdad todo esto está tan lejos, que el solo imaginarlo es cosa de locos?
Yo creo que no. Y les explicaré por qué. Y no porque sea el más experto ni este único motivador. Les voy a hablar de lo que he visto y vivido. Todo comienza por hacer algo por ti. A diario. Sin fallar. Si cuando yo me levanto no agradezco la bendición de seguir vivo, nada tendrá el valor por el cual yo luchar. Nos despertamos como robots a una hora que odiamos, a un trabajo que me repugna, con gente que me cae mal, a atender a personas que quizás no merecen el servicio y me tiran los retratos... disculpen, me desvié del tema. Si por la mañana, yo me olvido de desayunar, cuando llegue el almuerzo voy a estar más verde que un aguacate y me voy a comer el mundo entero. Y en la cena, ni se diga. Y llegar a la casa después de chuparse tremendo tapón en la carretera me hace pensar y repensar si hago ejercicios o no. Y sabemos que, si lo pensamos mucho, no hacemos nada. Y llegan esos días libres y julio que quiere es desaparecerse, y salir y gastar y comer y beber y que se fastidie todo. La vida es una sola, y uno no la hice para pagar deudas, ¿verdad? Cuando llegue a viejo, yo resuelvo, ¿verdad?... Y a la hora de pagar deudas, yo pago una ahora y otra después, que los cobradores esperen sentaditos. Pero eso sí, lleno cuanta solicitud de crédito llega a mis manos y me sigo llenando de deudas que al final, "pagará el diablo." Y pasa el tiempo y vez esas casas a la venta, y esos carros lindos en los dealers y los quieres, pero no tienes dinero ni bien crédito. Ves que cada día te sientes más cansado, y la ropa te sirve cada vez menos. El dinero no te da, no tienes de dónde más sacarlo. La vida, cada día, se hace más monótona. Cada día pesa más vivir.
"Ay, si, Edwin, ya dime ese paso por paso para mejorar todo eso..." ¿Paso por paso? La vida no es IKEA, donde tenemos un libro de instrucciones con los pasos A, B y Con, bien detallados, para que no nos perdamos (aunque nos seguimos perdiendo). La idea que yo les traigo ya yo la dije hace rato. Todo se resume en una sola frase: haz algo por ti. Porque lo que hago por mi es lo más importante que hago en mi vida. todo lo que hago para llegar a donde quiero nunca debe estar más abajo que en el primer lugar de mi lista de "cosas por hacer." El agradecer por la vida, el sentarme a alimentar mi cuerpo antes de comenzar mi día, el salir de mi casa con la idea de que nadie tendrá control sobre cómo yo me siento y me comporto, el guardar para cuando no haya, el cuidar mi crédito, o poner manos a la obra para rehabilitarlo, el visualizar los que quiero y trabajar por ello... son acciones que tengo que decidir hacer a diario, consistentemente. Es el amarme, el quererme a mí mismo del que tanto hemos escuchado y que todavía no acabamos de entender. "Vivir a plenitud", ese concepto utópico, no debe ser exclusivo de nadie, sino de todos. Vivir plenamente es luchar cada día por lo que deseas. Aún con el cansancio, con el dolor, con la rutina... Es que, en las 24 horas que se me conceden cada día, yo haga al menos 1 cosa que me haga mejor persona que ayer, y me ponga en posición de ser mejor mañana, si es que mañana llega. Y si mañana no llega, yo me vaya en paz conmigo mismo con la seguridad de que viví al máximo.
¿Qué he hecho por mí hoy? ¿Agradecí, sonreí, solté una carcajada, comí bien, guardé algo de dinero, aprendí algo nuevo? ¿Me amé un poco más hoy? ¿Luché por algún sueño? Si, luchar, porque en este cuadrilátero que llamamos vida, la pelea dura muchos rounds...