Sin embargo, reconozco que como único yo cambio mi ambiente es siendo ese cambio. Y mientras todo esto suena muy lindo y poético, de nada sirve sin la acción correspondiente.
No nos llamemos a engaño: ninguno de nosotros es Superman (no hablo contigo, Clark Kent). El cambio que debo provocar es donde estoy. En MI CASA, MI ESCUELA, MI TRABAJO, MI IGLESIA, MI PUEBLO. Pero, primero que todo, en MI.
Debo aceptar de una vez y por todas que NADA en esta vida es regalado. Que la gente que amo, alguna vez, me va a fallar porque son tan humanos como yo, que también fallo. Que lo que aprendo en el salón de clases es mío para toda la vida. Que si en mi trabajo nadie me sirve de ejemplo, YO debo serlo. Que el testimonio que realmente convierte a los demás es el mío. Que, por más mala que esté la situación en mi país, los buenos SIEMPRE seremos más.
Tengo muchas cosas que decir, pero sentí que esto no podïa pasar de hoy. Un mensaje de esperanza no puede esperar. Para lo demás, habrá tiempo.
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