He querido escribir esto desde hace un tiempo: hablaba con alguien a quien amo mucho y me contó que vio en las noticias que una mujer residente de la urbanización Valle Arriba Heights, en el municipio de Carolina, lamentablemente se suicidó. Más lamentable fue que ese mismo día, otras 2 personas tomaron la misma decisión.
¿Y por qué traigo esto a colación? Porque tengo la impresión que, como sociedad, nos hemos olvidado de que esa es una realidad que viven muchas personas y familias en Puerto Rico. Todos y todas... TODOS Y TODAS estamos propensos a tomar una decisión así. En unos tiempos donde de todos lados recibimos ataques, presiones, desiluciones, malas noticias... tenemos que estar alertas a las señales de peligro y riesgo. No sólo en los demás, sino también en nosotros. Porque decimos: "No me imagino haciéndolo"... Y ahí está el problema: creemos que no nos puede tocar.
Empezamos a escuchar a la gente decir que "quieren desaparecer", que les "apesta la vida", que "no puede más"... ¿Y qué hacemos muchas veces? No hacemos caso. No le damos ninguna importancia, catalogándolos de "changuerías". No nos prende la bombillita de alerta de que puede ser una idea seria, que pueden buscar hacer realidad. Debemos recordar siempre: esos podríamos ser tú o yo.
Hace unos años, se llevó a cabo en Puerto Rico una campaña en contra del suicidio llamada "No te quites". En la misma participaron muchas figuras públicas y de la sociedad civil en un esfuerzo para inyectar esperanza en nuestra sociedad, golpeada por un aumento en el número de casos suicidas. Por TV, marchas, publicidad, entre otros medios, se exhortaba a las personas a no tomar la drástica decisión de quitarse la vida. En lo personal, me gustó la campaña. Pero sabía que no era suficiente. Todos necesitamos en quien apoyarnos, a quien abrirle el corazón, con quien llorar... Si Dios creó algo valioso, es al prójimo. Somos los ojos de Dios para buscar al caído. Convivimos para sostenernos y ayudarnos. Para ser redes de apoyo. Porque no podemos depender del gobierno, la policía, la escuela, la iglesia... Empieza por nosotros el avivar la esperanza de una vida llena de posibilidades. La vida es y seguirá siendo dura, dinámica, con muchas oportunidades de adaptación. Y no hay mayor satisfacción en esta vida que salir vencedor ante cualquier obstáculo. Ver al problema a los ojos y decirle: "Si me tocas, rompemos el coliseo!" (voz del Invader #1).
Esto es el perfecto "reality check": no soy un motivador, ni un "life coach"... Soy un ser humano como tú, que a veces despierta que no le huelen "ni las azucenas". No siempre tengo palabras de aliento para los demás, mucho menos para mí. Pero he aprendido que el simple hecho de abrir los ojos cada día es razón más que suficiente para darme la oportunidad de ser feliz, de progresar, de vivir plenamente. Quitarme, borrar mi vida, no creo que sea la forma de dejar este mundo. Me iré al encuentro con el Señor con las botas puestas, luego de dar mi mejor batalla. No hay otra opción. De campana a campana, la vida me exige mis mejores golpes. Y los problemas... ¡pa'l saco!
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