Nuestra situación personal no necesariamente sea la mejor. Quizás estemos pasando por un verdadero "infierno" terrenal. Todo eso es parte del paquete de "fábrica" que traemos al nacer.
Claro, eso no significa que podamos ser felices. Ni que no demos gracias por todo lo recibido. Porque ser agradecido no depende de recibir o no, de que sea mucho o poco. Ser agradecido es estar consciente de que no nos hace tanta falta esas cosas que creemos o nos han hecho creer indispensables. Dios se encarga de suplir - se lo pidamos o no - todas nuestras necesidades. Aunque no lo parezca...
Desde el calabozo, desde la oscuridad, desde la prueba que parece imposible, debemos dar gracias por una vida con propósito. Porque por algo seguimos vivos. Lo que estamos pasando no es el fin. Sólo una anécdota entre muchas buenas historias.
Demos gracias.
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